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Miércoles 24 de abril 2024   |   Contáctenos
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Charlie Sheen: ¿loco?

La novela continúa
Hace unos días, Charlie Sheen reconoció que estaba empezando a volverse loco y que estaba listo para pedir ayuda, luego de sostener una polémica con los productores de Two and a Half Men que finalizó con su despido de la serie, mostrar un video donde graficaba su plan para "rescatar a sus hijos" y llamar traidor a su hermano en la ficción. ¿El polémico actor comienza a ser víctima de sí mismo?
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Charlie Sheen: ¿loco?

En una entrevista concedida a la revista norteamericana Life & Style, Charlie Sheen reconoció que algo no está bien en su vida y que realmente estaba empezando a volverse loco. “Estoy listo para pedir ayuda, agregó”.

“Trato de contenerme ahora mismo. Hasta mi abogado quiere ir a mi casa para llevarse las balas de mi pistola”, añadió el actor. Luego se refirió a sus hijos Bob y Max, ambos de dos años, a quienes la Policía de Los Ángeles retiró de su casa acatando una orden judicial que le confería la custodia momentánea a su ex esposa.

“Haré lo que sea para tenerlos de vuelta”, declaró el polémico protagonista de Two and a Half Men. “Ahora me importa un carajo el programa o cualquier otra cosa”.

A pesar de todos estos problemas, además del récord alcanzado por el gran número de seguidores en su cuenta de Twitter, el actor ha sumado una nueva marca: según una encuesta reciente publicada por Global Language Monitor, Sheen es ahora más famoso que Lady Gaga y que Barack Obama.

DESPEDIDO, PERO ¿FELIZ?

Unos días antes de las declaraciones del actor a Life & Style, los creadores de Two and a Half Men (una de las series más exitosas de Estados Unidos) emitieron un comunicado en el que informaron que ponían fin de manera definitiva al contrato de Charlie Sheen.

“Después de una cuidadosa consideración, Warner Bros. ha decidido prescindir de los servicios de Sheen en Two and a Half Men con efecto inmediato”, rezaba el pronunciamiento.

Un portavoz de la Warner indicó que no se había adoptado una decisión definitiva sobre el futuro de la serie, es decir, si la suspendían de manera irreversible o si cabía la posibilidad de incluir a otro actor en reemplazo de Sheen.  

En respuesta, Sheen subió a lo más alto de un edificio en Beverly Hills desde donde gritó a voz en cuello: “¡Libre por fin!”, mientras flameaba un machete con la mano derecha y empuñaba en la izquierda una botella con un líquido rojo cuya etiqueta decía “Sangre de tigre”.

Sin embargo, descargó la inevitable furia que debió de sentir por el despido definitivo contra Jon Cryer, su co protagonista en la serie, su “hermano”.

 “Jon no me ha llamado”, declaró a E! Online. “Es un traidor, un ‘troll’. ¿Tengo que llamarlo troll, infantil y miedoso para que me llame? Pero no, incluso si me contactara ahora mismo sería demasiado tarde. Ya no hay nada que decir. Le diría que ya es muy tarde, adiós troll”.

Luego Sheen agregó: “Cuando sea estrella de películas de miles de millones de dólares y Cryer me suplique que le dé un papel de reparto, le diré: me dejaste solo cuando te necesitaba, por todas tus culpas y tu estupidez, así que adiós troll”.

Posteriormente, Sheen reconoció que al momento de hacer esas afirmaciones estaba de “mal humor”, no obstante, fue claro en señalar que no le estaba pidiendo disculpas a Cryer, solamente se trataba de una “media disculpa”.

Empero Sheen no se ha peleado con todos sus ex compañeros. Para él, Angus T. Jones, Conchata Ferrell, Melanie Lynskey y Marin Hinkle (sus compañeros de reparto), y el director del programa, James Widdoes, se preocuparon por él en todo momento. Con ellos no hay resentimientos.

CHARLIE CADA VEZ MÁS EXTRAÑO

Pero donde pudo apreciarse el notorio deterioro mental del actor fue en un video que grabó donde muestra un plan para rescatar a sus hijos Bob y Max, alejados de él por una orden judicial. En el video, Sheen aparece junto a algunos amigos comportándose de una manera francamente extraña.

En la primera escena, Sheen y sus amigos salen sentados alrededor de una mesa y el actor parece presentarlos uno por uno mientras las personas saludan a la cámara entre risas.

En otra escena, Sheen aparece con un fondo de música haciendo ejercicios en su gimnasio al lado de su entrenador personal. En un momento se dirige a la cámara y dice, guiñando un ojo con sorna: “Dios mío, esto es justo lo que soñé”.

En la tercera escena, Sheen, visiblemente demacrado, muestra una especie de altar en la cocina donde reposa el biberón que sostenía su hijo Bob en el preciso instante en que la Policía se lo llevó de la casa del actor junto a su hermano Max.

Luego sus amigos pasan uno por uno por el altar, tocan el biberón, se santiguan con reverencia y continúan su camino. Finalmente, Sheen mira la cámara con los ojos desorbitados y unas ojeras ostentosas y dice: “Iremos por ti, Bob”.

En la escena final, ya de noche, Sheen y sus amigos se reúnen alrededor de una mesa para seguir hablando del mencionado rescate. Todos se miran unos a otros en silencio, sin decir nada, y asienten con la cabeza. Luego Sheen dice a la cámara: “Este es mi brillante plan”.

¿Cuál será el final de la novela en que se ha convertido la vida de Charlie Sheen, acaso más interesante que la propia serie que protagonizaba y cuyas peripecias resultan más extravagantes que las que vivía el personaje que caracterizaba?

Es evidente que el abuso de drogas y alcohol a lo largo de los años, sumado a los últimos tropiezos en su trabajo y en su vida personal, han ocasionado un deterioro mental en el actor, al punto de que él mismo acaba de reconocer que está volviéndose loco y que necesita ayuda.

¿Tendrá la suficiente fortaleza mental y física para recuperarse o caerá en un hueco del que ya no podrá salir? Sus millones de seguidores alrededor del mundo esperan verlo pronto en una nueva serie o en alguna película que demuestre las innegables dotes para la actuación que Sheen ya exhibió en clásicos como Pelotón o Wall Street.

Lamentablemente, también es probable que una mañana las publicaciones alrededor del mundo despierten con la noticia de que el buen tío Charlie cometió su mayor locura, desapareciendo para siempre como un mago que saca el último conejo de su sombrero.

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