Si comienza bien podrá terminar mejor

Una buena prueba para las colectividades está en su capacidad de alcanzar metas concretas, en la que todos se hallen concernidos. 

Una buena comprobación de esto es saber que seguramente todos y en casi todo el país hemos logrado comprender la importancia que tiene usar el automovilístico cinturón de seguridad. Utilizarlo es ya automático en el conductor y es normal que sea él quien recuerde a los demás que deben hacer lo propio, incluyendo a quienes van en el asiento posterior. Excepciones no faltan. Admito que, para nuestro pesar, en algunas provincias la obligatoriedad sólo alcanza a los conductores, lo cual indica que todavía hay que insistir en la campaña.  

A nadie se le ocurriría hoy fumar en una sala de cine o en el teatro. Tampoco en un restaurante. Es verdad que hay leyes que muchos consideran hasta excesivas (porque los fumadores también tienen derechos), pero el buen hábito se ha ido incorporando.

Digamos que estas son prácticas sociales que corresponden a la seguridad y a la salud pública que benefician nuestra convivencia y nos elevan como sociedad. De allí que tenga mayor importancia que esa misma sociedad asuma una actitud más comprometida frente a asuntos de más trascendencia como es la educación. En consecuencia resulta irrenunciable atender la responsabilidad que tenemos frente a la campaña por el buen inicio del año escolar.

Los aspectos a considerar en este intento de iniciar del mejor modo posible un nuevo año escolar, precisados claramente por la Ministra de Educación, son el mantenimiento de los locales escolares, la entrega  oportuna de materiales educativos y la asistencia plena de profesores y estudiantes el primer día de clases.

Así como la primera responsabilidad corresponde al Ministerio de Educación, no debiera ser menos importante el esfuerzo que realicen todos los otros actores concernidos en el cumplimiento de este objetivo nacional, incluyendo a la opinión pública que no sólo critique sino ayude. Me atrevo a decir que, desde sus ubicaciones, cada Director de centro educativo –con la exigencia por recursos y su celo por el mantenimiento preventivo de su colegio- como los Presidentes regionales –con el cumplimiento de los pactos que han firmado con el Ministerio el año anterior- deberán enfrentar por igual el reto planteado.

Es ésta una magnífica oportunidad para saber cuánto nos importa en verdad la educación de nuestros niños. Debiera entenderse con absoluta claridad que tener una buena educación es un objetivo nacional y que un indicador positivo, aunque fuera sólo uno, es comenzar todo lo bien que se pueda el año escolar.

Porque comenzar bien el año escolar merece el entusiasmo del día del pisco sour o la organización –y deleite- de Mistura.  Porque la campaña de un buen inicio debiera importarnos tanto como cuando nos preparamos para la Navidad. Y a propósito: porque, escolarmente hablando, una buena Navidad comienza el 1º de marzo.