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Jueves 04 de octubre 2012

¡Viva la República!

Por: Carolina Gómez-Ávila.
¡Viva la República!
Foto: Referencial

La ciudadanía no es un título que nos deba ser dado. Es un estado de conciencia.

Para dejar de ser chantajeados, manipulados, sometidos, burlados como pueblo y pasar a ejercer como ciudadanos, primero necesitamos tener conocimiento de qué pueden y no pueden hacer los gobernantes. Luego, no pretender que hagan lo que no puedan o no deban hacer. Y por último, no permitirles que hagan lo que no pueden y no deben hacer, según ordena la República.

Pero por olvido, confusión o conveniencia, no se habla de la república con tanta fuerza como se habla de la democracia; no se vocea como ideal; pero sin ella, no hay garantías que legitimen las decisiones democráticas.  Se trata del orden que nos hemos dado partiendo de la Constitución.  Y por extensión, de todas las leyes que, basadas en ella, se han hecho.

Todo el que así lo comprenda, votará este domingo a favor de la República.

No tengo idea de quién recogió la arenga de José Félix Ribas a nuestros adolescentes antes de la batalla de La Victoria, pero en todos los libros de historia, después del trillado "¡Necesario es vencer!", se registra que Ribas agregó: "¡Viva la República!".

Sí, somos una república democrática. Pero primero, una República. Defender la democracia sin defender la República, es promover el caos. Es permitir que una mayoría circunstancial tenga poderes arbitrarios, sin garantizar los derechos de las minorías.

De manera que votar por la República, es votar por el cumplimiento de las leyes que nos hemos dado, para todos por igual. Votar por la República nos protege de mandatos dados desde las prerrogativas del poder. Votar por la República, cuida la integridad de todos, en toda circunstancia y en todas sus formas.

Este domingo, iré a votar por la República: por el cumplimiento de la Constitución y del ordenamiento legal vigente; por la alternancia democrática; por la división, independencia y control de los poderes que dan transparencia a las gestiones ejecutivas, legislativas, judiciales, morales y ciudadanas; por la igualdad de derechos y oportunidades; por la idoneidad y solvencia ética como condiciones únicas para acceder a cargos públicos.

Por supuesto que, de ganar, daremos por concluida una luctuosa etapa de discriminación, incompetencia y corrupción antirrepublicanas. Y por cierto, también daremos fin a la burla de tantas promesas incumplidas.

El próximo domingo, ante la urna electoral, no usaré la versión convenientemente mutilada de Ribas antes de la batalla, sino como he leído en los libros de historia:

"¡Necesario es vencer! ¡Viva la República!". (El Universal)

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