Villarán y Humala comparten culpas

Jesús María votará por el Sí, porque Susana, de la izquierda pituca, pretende quitarle al distrito de Jesús María –donde ella vive– el Campo de Marte, maravilla ecológica. Pretendería destinarlo a raleados ciclistas domingueros perjudicando el tránsito. Y a Misturas, quien compraría el complejo para establecer sus ferias de culinaria, un crimen ecológico. Grueso error. La tía se mete en lo que no le costó y ya está servido. Vayan a construir en los conos y despejen Lima.

Los vecinos la revocarán porque no hace nada. El Campo de Marte no se irá a Lima, nunca. Cada vez que Susana abre la boca decreta su derrota. Salada con la naturaleza, el mar le quitó la arena de La Herradura; lluvias que derriban diques y puentes del Rímac; y ella quitando partidas a las defensas sin prevenir desastres. La venterca y cerrada, incomunicable, intolerable con poder.

Las revocatorias son malos remedios. Debilitan y retrasan las democracias y el cambio. Debieran eliminarse. Pero la alcaldesa, como los congresistas, no tiene capacidad de enmienda y cada día que pasa, en vez de trabajar, entorpece la conducta ciudadana con sus actitudes de activistas y no de autoridades que gerencien dando orden, seguridad y progreso a la ciudad. Un país sin portafolios que está detenido.

Comparte culpas con Ollanta. La patería no es higiénica. Ciertamente, la ciudadanía es culpable de haber elegido mal sus autoridades y debe atenerse a las consecuencias del premio consuelo, si vuelve a votar erradamente a falta de entendimiento y educación, don inalcanzable, caro y finalmente inviable. Así, el pueblo que cree estar tomando el mejor café, no progresa.

Ollanta y Nadine, entre minucias, en el mejor de los mundos, ya están lejos de la órbita. El hampa le gana al Gobierno flotante. Que renuncie Wilfredo Pedraza por blandengue ante Castilla, del MEF coñete y desestabilizador, para equipar la policía escasa y moribunda. La delincuencia intimida a la prensa –sembrando terror– dirige la calle con celulares, entre pitazos, taxistas delincuentes, choros y más reclamos laborales. Desgobierno a nivel país y Lima. Ni seguridad ni inversiones.

Serpost (Lince), Aduana, Minsa y Sunat maltratan al público y se echan la culpa entre intentos de robos de envíos del extranjero. ¿Cómo llegamos a esto? ¿Somos ya narco-estado? crecimiento son solo cifras y encuestas adulteradas. Hay malas reglas de juego electoral. El JNE permite la imposición de candidatos teledirigidos que favorecen a los grupos de poder homofóbico en convivencia con la partidocracia.

El país sigue en la mediocridad, en la desigualdad, en la exclusión. Los privilegios del crecimiento son para cuatro retrógrados detenidos en el feudalismo. Nos llenan de falacias, mentiras y hechizos y de constructoras, mineras y comunicaciones, que son propiedad de los grupos de poder “engañamuchachos”. Nos hacen creer que hemos crecido. Nada en el bolsillo que no sea la tarjeta de crédito y la deuda. Un gobierno más, qué importa. Nadie socorre a las regiones. Y los ladronzuelos políticos, exigiendo descaradamente, no devuelven la plata robada en paila.

Nota publicada en larazon.pe