El Gas Natural y el Gaseoducto del Sur Peruano: Motores de Transformación

Alberto Farfán, autor de estas líneas

Luego de algunos contratiempos, cosas que nunca faltan en este tipo de procesos, finalmente se otorgó la concesión del Gaseoducto Sur Peruano. El consorcio Odebrecht Enagas se adjudicó la operación luego de que su competidor cambió y solicitó más tiempo a fin de mejorar su oferta.

El gigante francés de la energía GDF Suez retiró su participación del consorcio competidor y tiró en esa forma por los suelos las aspiraciones de sus ex socios de ganar esta operación. A la fecha, los perdedores encabezados por Sempra y otras empresas han presentado una demanda judicial de miras a revertir el resultado del concurso.

No obstante, vale la pena señalar, nada ni nadie podrá cambiar el curso de los hechos, ya que los brasileños y españoles tienen muy adelantado el Estudio de Impacto Ambiental de gran parte del ducto; algo que en términos de ahorro de tiempo equivale a por lo menos dos años si de iniciar con facilidad la obra se trata.

Lo cierto, otro punto que cabe puntualizar, es que el ducto está en proceso, y empresas especializadas en este tipo de obras como la transnacional Lavalin se preparan para iniciar sus trabajos en la zona en menos de 15 días. Así como se lee, en menos de 15 días.

Tal como sucede con el gas que llega y alimenta de energía a nuestra ciudad capital, muchas industrias y hogares del sur peruano optarán por consumir este tipo de energía alternativa. Y lo más importante: la energía eléctrica se podrá obtener de manera limpia y continúa usando el gas natural.

Por otra parte, la planta termoeléctrica de Enersur, empresa anexa a GDF Suez, ya está en pleno proceso de construcción en la moqueguanísima Ilo, y tiene aprobado, merece la pena de ser resaltado, su contrato de abastecimiento de gas para generar energía eléctrica.

Y al contrario de lo que se acordó al exportar parte del gas natural de Camisea por Melchorita y depender así de un contrato que no favorecía al país -pues en condiciones FOB no controlamos el destino final de nuestra materia prima-, en el caso del Gaseoducto del Sur se ha priorizado el consumo interno y se ha planteado vender energía eléctrica tanto a Bolivia como a Chile. No debemos ocultar las cosas cuando están bien hechas: vender energía es vender valor agregado. Esto nos parece muy inteligente, digno de ser resaltado.

Ahora queda por delante la tarea de socializar a la población del sur a fin de que la misma aprenda a cuidar su gas, aprendiendo a consumirlo y ahorrar el mismo. Toda una transformación económica y social a través de la dinámica de la empresa privada que beneficiará a comunidades, como la de Anta por ejemplo, en el Cusco, potenciando asimismo a la industria minera en Arequipa, al igual que a las pesqueras de Moquegua y Tacna, sin olvidar a la altiplánica región de Puno. Todo esto aprovechando las ventajas de nuestro gas natural.