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Sábado 03 de noviembre 2018

Boliviamar, más virtual que real

Por: Antero Flores-Araoz
Boliviamar, más virtual que real
Foto: www.excelsior.com.mx

 

Pocos días atrás, se realizó en Lima un nuevo Gabinete Binacional de Bolivia y Perú, suscribiéndose adicionalmente la Declaración de Lima, en que como casi todos los documentos de las Cancillerías está plagado de imprecisiones, buenas intenciones, y los consabidos condicionales a que se nos tiene acostumbrados, siendo  recurrentes y reiterantes  expresiones como “destacaron”, “reconocieron”, “saludaron”, “resaltaron”, “ratificaron”, “coincidieron”, “manifestaron”, y otras similares, aunque si, una sola con el contenido “se comprometieron”.

Y se preguntará el acucioso lector ¿a qué se comprometieron?, pues a nada menos que promover la utilización y el desarrollo del Puerto de Ilo, a través de alianzas estratégicas para impulsar las importaciones y exportaciones de carga desde y hacia Bolivia.

Bueno pues, ya era hora de algún compromiso real pues hasta ahora todo eran solo buenos propósitos. En 1992 se firmó el tratado internacional peruano-boliviano conocido como Boliviamar (el primero), dándose facilidades portuarias, de tránsito, turísticas, y de zona franca, entre otras, a Bolivia en Ilo. Bolivia podría realizar adicionalmente inversiones en Ilo y el Perú se beneficiaría con los servicios portuarios, inversiones y turismo boliviano, pero sobre todo el tránsito de mercancías de importación y exportación de dicho país limítrofe.

Por mil y una razón, principalmente de plazos insuficientes, el primer Boliviamar quedó en solemne instrumento de Derecho Internacional Público, pero con nulo efecto práctico, lo que llevó a ambos países a suscribir su Protocolo Complementario y Ampliatorio de 2010 (el segundo Boliviamar), el que remitido al Congreso Peruano para su aprobación, no lo hizo, seguramente por sus exageradas generosidades. Lo último expuesto obligó a que el primero de octubre de 2012, mediante el mecanismo de intercambio de notas y bajo la denominación de “precisiones”, que en buena cuenta son modificaciones, (el tercer Boliviamar) se corrigieron las desmedidas concesiones a Bolivia.

Han pasado cinco años desde el intercambio de notas y hasta ahora nuestro Parlamento no aprueba el Protocolo Complementario del 2010 ni las precisiones del 2012, pese a que hay dictamen aprobatorio de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de la República que data del 9 de setiembre de 2013, y a que las concesiones a Bolivia han quedado circunscritas a lo que es razonable y sin excesos que cuestionar.

Las relaciones peruano-bolivianas son importantísimas, no solo por el pasado histórico común, sino por compartir el Altiplano así como el lago Titicaca que requiere de inversiones de ambos países para ser descolmatado y descontaminado. Tenemos que luchar en pared contra el narcotráfico, el tráfico ilegal de madera, la trata de personas, la criminalidad organizada, la minería ilegal, así como el contrabando, pero además, prestarnos ayuda mutua ante desastres naturales, no solamente como gesto de hermandad y solidaridad, sino como prueba de cooperación eficiente.

Es clarísimo que nuestro Congreso no debe seguirle dando largas al asunto, y de una vez apruebe el Protocolo Complementario y el intercambio de notas referidos, para que se efectivicen inversiones bolivianas, y se incremente el uso del Puerto de Ilo y del corredor para el transporte de sus mercancías.

 

 

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