Miércoles 24 de abril 2024 | Contáctenos
Vladimir Putin ha amenazado con desarrollar nuevas armas de largo alcance para atacar a las capitales occidentales y reducir los tiempos de ataque nuclear, en lo que se ha interpretado como una escalada seria pero deliberada en la retórica de la carrera de armamentos.
En un importante discurso sobre el estado de la nación, el presidente ruso advirtió que si Occidente desplegaba nuevos misiles de corto y mediano alcance en Europa que podían llegar a Moscú en menos de diez minutos, los misiles rusos serían redirigidos hacia "Centros de toma de decisiones" occidentales.
La amenaza, que parece describir a Washington y otras capitales occidentales, se produjo después de que Estados Unidos y luego Rusia suspendieran el cumplimiento del tratado de las Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio de 1987.
Aunque enfatizó que Rusia no atacaría primero, estas fueron las "observaciones más duras de Putin sobre una posible nueva carrera de armamentos", aunque "no confirmó cómo, técnicamente, Rusia desplegaría misiles con un tiempo de ataque más corto".
La agencia de noticias Reuters dice que "las opciones posibles incluyen desplegarlas en el suelo de un aliado cerca del territorio de los EE. UU., desplegar misiles más rápidos en submarinos o usar una de las armas hipersónicas que Moscú dice que está en desarrollo".
El discurso de Putin reveló detalles sobre un misil hipersónico llamado Tsirkon que podría viajar hasta 1,000 km y podría alcanzar objetivos terrestres.
"El ruido de sables nucleares se ha convertido en una clave para la proyección de poder del Kremlin tanto en el país como en el extranjero, y podría ser un intento de llevar a Washington a la mesa de negociaciones", dice The Washington Post.
El año pasado, Putin usó la dirección para revelar un nuevo arsenal de armas en un discurso de casi dos horas "que sorprendió a Occidente y a muchos en Rusia.
Después de ese discurso, su índice de aprobación aumentó a su nivel más alto desde que llegó al poder en 1999, pero "un año después, Putin ha visto caer su popularidad en un contexto de problemas económicos".
Una reforma enormemente impopular que elevó la edad de jubilación hizo que su índice de aprobación bajara a 64% en enero, el nivel más bajo desde antes de la anexión de Crimea por parte de Moscú hace cinco años. Otra encuesta, realizada por el Centro Levada en octubre pasado, en la época en que se promulgó la reforma de las pensiones, encontró que solo el 40% de los rusos votaría por Putin si se realizaran elecciones.
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