Inhabilitado el mitómano lagarto

¡Hasta que al fin!. La democracia representativa de nuestra patria, con los votos de 86 Congresistas, puso fin a la continuación de la vida política del defenestrado ex-Presidente Martín Vizcarra Cornejo. Fue el VACUNAGATE, como se le conoció al escándalo de la inoculación clandestina de la vacuna china en octubre pasado, el detonante que originó el procedimiento parlamentario de inhabilitación de la función pública por 10 años. Minutos antes, igual suerte corrieron las ex-ministras de salud y de Relaciones Exteriores, Pilar Mazzetti con 8 años y Elizabeth Astete con 1 año, respectivamente.

Pero Vizcarra no colaboró con el Parlamento. En realidad nunca lo hizo, ni como Presidente y menos después de haber sido vacado en noviembre último. Su objetivo siempre fue rehuir, nunca enfrentar los cargos imputados, pues su retórica soporífera era cada vez menos creíble. Así, no sorprendió que no se presentase al hemiciclo, pretendiendo infructuosamente bloquear la sesión plenaria al pedir la postergación de la misma, maniobra dilatoria que fue advertida y negada rotundamente por el Parlamento. Horas después, el propio Vizcarra, a través de las redes sociales, declaró que se ha cometido abuso de autoridad, y que se ha vulnerado el debido proceso al no permitírsele el ejercicio de su defensa, citando textualmente “El Congreso no está por encima de las leyes y la Constitución”. Frase irónica que proviene del mismo sujeto que el 30-S pisoteó la Carta Política al cerrar inconstitucionalmente el Congreso de la República, y que demostró haberse comportado como Atila (“por donde pasa mi caballo no crece más la hierba”), pues durante su gobierno dejó caos, desolación, hambre, miseria y muerte -muchas de ellas innecesarias- de miles de compatriotas.

El mitómano no va más en política, al menos por una década. Igual tiempo estará alejado de la función pública, por lo que no podrá juramentar -y menos ejercer- como Congresista, ni ser designado ministro, o candidatear como gobernador regional, entre otros.

Esta sanción política, además convalida la vacancia constitucional del 9 de noviembre pasado, cuyos 105 votos a favor fueron luego el pretexto a la progresía para colocar el fajín presidencial al actual mandatario. En palabras del ex-Presidente de la República Manuel Merino de Lama ha sido una reinvindicación para el Congreso.

Este ejercicio democrático será recordado por mucho tiempo, y deberá servir de ejemplo para todo aquel que desempeña la función pública, inclusive de las más altas autoridades, cuyo ejercicio no puede ni debe estar sujeto a improvisaciones, ni a otorgamiento -o recepción- de dádivas, prebendas, favores, o término análogo. Debemos comprender que el dinero del estado es de todos y a la vez de nadie.