Dina Boluarte, una vicepresidente convulsionada

Dina Ercilia Boluarte Zegarra es personal de carrera del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC). Hasta en dos oportunidades solicitó -y le concedieron- licencia sin goce de haberes para candidatear como vicepresidente de la República en las últimas elecciones generales. Por esas extrañas cosas de la vida (entiéndase como fraude electoral), la franquicia encabezada por el hoy Jefe de Estado resultó ganadora. Inmediatamente, la señora Boluarte volvió a solicitar licencia, esta vez por cinco años. Como era de esperar, su pedido fue rechazado al ser incompatible el ejercicio de ambos cargos en simultáneo; es decir, para continuar desempeñando su actual función (y de ministro) debe renunciar al RENIEC. Pero no, Doña Dina insiste en lo solicitado, pues afirma que estamos viviendo una convulsión social. Insólito, aunque veamos si le asiste la razón.

Deducimos que cuando postuló no imaginó pasar a segunda vuelta, y menos ser favorecida con tan influyente puesto. Aunque ganadas las elecciones, siente y vive en carne propia las intestinales pugnas internas por el poder. Como parte de ello, resalta la incomodidad acrecentada por la intromisión del dueño del partido y padre político de Castillo, el sentenciado por corrupción Vladimir Cerrón, participando decididamente en la colocación en puestos claves dentro de los ministerios (incluyendo en el Despacho presidencial) a personas afines, con historial delictivo y sin experiencia previa en la gestión pública. Por ejemplo, debió causarle sorpresa (por no decir fastidio) la designación de Guido Bellido como premier, y más el haber tenido que aceptar colocarse el fajín en el MIDIS, ante la repentina ausencia de algún político presto al “sacrificio”. A tal punto es el copamiento de puestos estratégicos, que la Defensoría del Pueblo y la Contraloría General de la República han recomendado al señor Castillo la necesidad de reevaluar la continuidad de los funcionarios designados, con la finalidad que cumplan con el perfil requerido.

Asimismo, debe preocuparle el incesante amedrentamiento a la libertad de información por parte de los medios de comunicación. Hasta la fecha (transcurrido más de diez días como gobierno), el presidente literalmente “no da la cara” (entrevistas ni conferencias de prensa), amén de ordenar la no participación en actividades oficiales del mandatario. La respuesta del ejecutivo, ya de pésima costumbre, es culpar a la prensa de obstruccionista.

En igual medida, debe causarle extrañeza la tensa relación con el Parlamento. Ad portas de la presentación del gabinete ante el Congreso de la República para obtener el voto de investidura, diversas bancadas ya mencionan a viva voz la posibilidad de la vacancia presidencial.

Y, en no menos importancia, la pérdida de legitimidad y de credibilidad de la que debe gozar el Presidente, lo que guarda correspondencia ante la ausencia de la figura presidencial en los actos propios de gestión (encuesta reciente arroja que el réprobo Cerrón es quien gobierna por encima de Castillo, situando la popularidad de este último en apenas 39%).

Todo esto debe hacer sentir a la vicepresidente que efectivamente nuestro país vive una escalada convulsión social. Eso sin tener en consideración la subida ininterrumpida del dólar y el incremento en los precios de primera necesidad. De esto último resulta irónico que siendo la población en pobreza y extrema pobreza que en su gran mayoría apostaron por este lábil gobierno, sean los mismos que hoy padecen las consecuencias de la ineptitud e improvisación del mismo. Cuánta razón tienes Dina.