Caviares en fuga

Mientras Mirtha Vásquez hace denodados esfuerzos a favor del gobierno que representa, al interior del Ejecutivo, empezando por Pedro Castillo y varios de sus ministros, las cosas resultan de una manera muy distinta. En la semana, la flamante Premier, ante los diversos cuestionamientos hacia Luis Barranzuela al frente de la cartera de Interior, declaró que habiendo tomado conocimiento de las sanciones disciplinarias en contra de este cuando fue Oficial de la Policía Nacional del Perú, correspondía corroborar dicha información para luego solicitarle los descargos respectivos, precisando que su convocatoria al gabinete no fue a pedido de ella. Preocupante afirmación toda vez que la Carta Política (Artículo 122°) refiere que el nombramiento de un/a ministro/a es previa propuesta del Presidente de Consejo de Ministros. Así, debió saber con antelación la hoja de vida del controvertido Barranzuela, y con mayor razón si ya enterada de sus deméritos tiene la responsabilidad de exigirle inmediatamente la renuncia y no ampararse absurdamente en “solicitar descargos”, pues se trata de puestos de confianza. Y, Castillo, lejos de inmutarse por lo descrito anteriormente, participó en una ceremonia policial acompañando nada menos del ya impresentable Barranzuela. A todo esto señora Vásquez ¿Se va o se queda su ministro?. Si se va, ¿Cómo para cuándo?.

En esa misma línea, la Primer Ministro expresó hace poco más de una semana que la Asamblea Constituyente promovida por el partido oficialista “no era una prioridad en el gobierno”; sin embargo, recientemente las militantes de Perú Libre, Dina Boluarte y Betssy Chávez, a la sazón Vicepresidente de la República-Ministra de Desarrollo e Inclusión Social, y Congresista y Ministra de Trabajo, respectivamente, han expresado todo lo contrario. Siendo parte todas ellas del mismo gobierno, la pregunta es señora Vásquez ¿está o no en la agenda del gobierno la convocatoria a Asamblea Constituyente?.

De otro lado, en septiembre pasado, el Vicecanciller Luis Enrique Chávez, afirmó que nuestro país no reconoce autoridad legítima en Venezuela, hecho que no solo fue desmentido por Guido Bellido, entonces Premier, sino que lo amenazó, junto a su jefe Oscar Maurtua, de despedirlos, develando a su vez la secreta reunión del mandatario con el dictador llanero Nicolás Maduro. De esto último, vemos los resultados pues hemos retomado -después de cuatro años- relaciones diplomáticas al más alto nivel con la República Bolivariana de Venezuela, extendiéndole “el beneplácito correspondiente” a la designación de Alexander Yánez como nuevo embajador venezolano en Lima, y en correspondencia el nombramiento de Richard Rojas en Caracas. De este polémico personaje sabemos que pretendió cobrar sin éxito un cheque por más de S/ 300 mil de las cuentas de su mentor Vladimir Cerrón, y que hace unos días el gobierno panameño le dijo NO a sus pretensiones de ser nuestro representante en dicho país. Lo que sí llama la atención es el camaleónico accionar del canciller pues en enero de 2019 calificó a Maduro como USURPADOR (https://www.radionacional.com.pe/noticias/el-informativo/oscar-maurtua-maduro-ya-no-es-el-gobernante-es-el-usurpador). Después de más de dos años, actúa con total “beneplácito”, aceptando sin dudas y murmuraciones, las órdenes impartidas por el propio Castillo y por supuesto de la cúpula de Cerrón.

En este sombrío panorama político, tenemos el andar cada vez más solitario de la señora Vásquez en “tender puentes”, “ser la bisagra con la oposición”, buscando el dialogo entre las distintas bancadas del parlamento con miras al voto de investidura (sin fecha definida). No obstante ello, todas estas pretensiones quedarán en letra muerta ante los graves cuestionamientos que ciernen sobre el gabinete que lidera (al menos eso dice la propia Constitución que pareciera no recordar), toda vez que este gobierno se define como Marxista Leninista, con simpatías al sanguinario grupo terrorista Sendero Luminoso, y apuntan a destruir el país, comenzando por los caviares. Para lograrlo necesitan mantener tal como está redactada la cuestión de confianza (utilizada groseramente por el mitómano Vizcarra, provocando el cierre inconstitucional del Congreso), sin interpretaciones para oportunamente cerrar el Parlamento, convocando a nuevas elecciones y obteniendo la mayor cantidad de curules rojos (o afines) para tener el camino libre de realizar su -hasta hoy trasnochada- Asamblea Constituyente, logrando la perpetuidad en el poder. Lo que no entiende la señora Vásquez (o quizá le cueste entender) es que su permanencia en el gabinete es solo de fachada; es decir, para darle cierta legitimidad ante la desastrosa gestión de su predecesor (peor imposible). En buen romance, ser utilizada como “carne de cañón”, pues una vez que logren el objetivo propuesto, los primeros en fugar del aparato estatal serán los propios caviares. Solo ahí, cuando ya no exista más la libertad de expresión, de reunión, de tránsito, entre otros preciados derechos fundamentales, seremos capaces de entender el enorme daño causado a manos del comunismo, sin saber exactamente el tiempo que tomará liberarnos de ellos, y retomar nuestra deteriorada democracia.

No renuncie señora Vásquez. No, aunque nunca está demás una lectura al presente artículo, así esté escrito por alguien que en definitiva no es de su entorno.