Ha llegado el consenso

Lo ocurrido el pasado lunes en el Parlamento fue el anuncio antelado de lo que, más temprano que tarde, sucedería: La salida de Lady Camones Soriano de la Presidencia del Congreso de la República. Previsible y necesario, aunque bien pudo adelantarse y renunciar. No lo hizo, y en política estas acciones (u omisiones) tienen un alto coste. De lo primero, los audios revelados, más allá que contengan alguna connotación de índole penal, muestran una antojadiza pretensión de reparto de los bienes y/o recursos del Estado a favor de intereses particulares. Y de lo otro, resultará que quien ocupe su lugar dirigirá los destinos del país y convocará a elecciones generales. 

¡Golpe al primer poder del Estado!, dicen y repiten a rabiar los -poquísimos- áulicos al moribundo gobierno. Y tienen razón. Aunque también es cierto que este topetazo en poco o nada beneficiará a Pedro Castillo Terrones, pues desde que asumió el poder, se ha dedicado -cuando menos- a dos cosas: presuntamente delinquir (o permitir que su entorno más cercano lo haga), y comportarse deslealmente con quienes en algún momento lo apoyaron (estuviésemos o no de acuerdo, le mostraron fervorosamente soporte). Y hacer esto, o mejor dicho continuar con esta insulsez, pasa factura. Y así la traición sea “moneda corriente” en política, no significa que sea lo correcto. En buen romance, no porque “el mundo entero lo haga” es que está bien. 

Agregar que el ilustre chotano sigue distraído. A su inoperancia e ineptitud en gestión pública (no aprende y no le da la gana de hacerlo), están las 7 investigaciones fiscales por delitos relacionados con el ejercicio del cargo que aún ostenta. Además, en estas pesquisas ha comprometido a su círculo más íntimo (hace unos días, dirigiéndose a su esposa presente le dijo “Lilia tenemos que ser fuertes para sacar adelante este país, el pueblo lo necesita. La familia tiene que sacrificarse, y aquí estamos para ponerle el pecho por el Perú”). ¿Qué estará ocurriendo en las cuatro paredes de la residencia presidencial?.

 Asimismo, recientemente ha declarado -a través de sus “voceros” (concepto inventado por el inenarrable Premier)- estar siendo amenazado. Y probablemente sea así, y con ello nos referimos específicamente a Juan Silva, el prófugo exministro de Transportes, que de cuando en cuando su abogado dice que está en el país y que pronto se entregará, dando un claro mensaje al profesor Castillo a modo de pregunta: ¿me quedo o someto a la justicia?. Y si es lo último, ¿cómo es?. Y, si todo esto no fuera suficiente, quedan las interpelaciones y probables censuras. En su balotario de preguntas, Geiner Alvarado no satisfizo las expectativas del Congreso, y ya se anunció en el hemiciclo que van por la censura. Otro más que se sumará a la indecorosa lista de este Ejecutivo. 

Por su parte, el Congreso se repondrá, y lo hará pronto. En los días venideros presentarán la o las listas para reemplazar a la señora Camones y problema resuelto para todos, menos para el mandatario, toda vez que ha quedado claro que los audios fueron por encargo de Palacio. Por tanto, es lógico inferir que literalmente hay “sangre en el ojo” contra el prosor. Y habrá revancha, por no decir venganza. A los votos existentes en la última intentona de vacancia, se sumarán los de APP, con lo cual podría arribarse al tan ansiado 87. 

A poco más de trece meses de desgobierno, queda claro la existencia de un solo consenso: La inminente salida de Pedro Castillo. La interrogante, no menuda por cierto, es ¿para cuándo?