Indoamérica y Europa, una nueva relación

Llegado de mi reciente periplo por el viejo continente. Y luego de readaptarme nuestra insufrible realidad limeña, debo compartir breves reflexiones, sazonadas milagrosamente por una noticia que nos da más oportunidades para el futuro.

Retorné a Europa, luego de algo más de dos décadas. Encontré un gran proyecto de integración, vigente y en proceso de consolidación, de naciones y comunidades. La unidad europea, es más que una política de Estados, un objetivo plurinacional. Persiste el sentimiento, no exclusivo, pero sí mayoritario, de que la única forma de participar en igualdad de condiciones en el desarrollo de la Civilización Humana, es formando parte de una gran Comunidad.

Los pareceres contrarios, lindan con el chauvinismo. Corrientes de ultra derecha, que se fortalecen más por el tema de la ingente migración extranjera (en especial africana). Pero, que afecta fundamentalmente a las poblaciones con menor nivel de capacidades intelectivas. Ahí donde las comunidades tienen más deficiente educación, se sienten amenazadas por esos extranjeros que ciertamente sí los podrían desplazar de las actividades laborales de carácter básico o elemental.

El peligro se incrementa, en la medida en que las actividades económicas migran en mayor volumen del sector secundario o industrial al de servicios. En los que sí las capacidades requeridas son de menor exigencia cualitativa. Y es lo que viene ocurriendo. Dándose la urgencia de la reconversión económico-productiva. Reto que no es asumido como aquí en América Latina, en forma individual, sino de manera colectiva. Ese nosotros, comunitario, se convierte en la fortaleza fundamental de lo europeo.

LAS "PLAGAS DE EGIPTO" Y LA INTERDEPENDENCIA

No podemos olvidar que aún el mundo sufre la primera pandemia del siglo. Tras de ello, sobrevino la virtual paralización de la producción mundial de alimentos. Agudizada ahora por la guerra de Rusia con Ucrania, que afecta la producción de fertilizantes y la disposición de granos para la alimentación de los países menos desarrollados, en especial.

Nunca más apropiada que ahora la frase, tras cuernos, palo. Cuando por el cambio climático, Europa es golpeada por sequías, incendios forestales, fuentes de agua que se secan, la amenaza de un gélido invierno que se avecina, con el agravante de no contar para calentarse con el gas ruso. La amenaza del hambre se cierne sobre Europa en este invierno. Son millones las hectáreas de tierras no cultivadas en estos meses, sea por falta de agua, por los incendios forestales y la carencia de fertilizantes. La matriz del mundo occidental volverá a depender de la producción agropecuaria del resto del globo terráqueo. Con o que ello implica en el costo de los alimentos.

En este escenario, los países de producción agropecuaria deben recuperar capacidad negociadora. Ellos necesitan de nosotros, tanto como nosotros necesitamos de ellos. Hay un elemento central: el problema climático, que nos debe unir a todos, por igual. La pobreza en nuestros países es parte de los factores que contribuyen al mismo. El otro, es la emisión de gases de efecto invernadero, de lo que son responsables las actividades industriales, fundamentalmente. La situación actual obliga a todos a retomar esa agenda pendiente: VARIAR LOS PATRONES DE INTERCAMBIO, para superar las condiciones que generan la pobreza y asumir procesos de desarrollo integral amigables con la naturaleza.

EL DIALOGO INDOAMÉRICA-UNIÓN EUROPEA

Los estadistas se distinguen por hacer de las amenazas, oportunidades. En medio de este contexto, reaparece el liderazgo de la madre-patria, para restablecer el puente entre nuestra América morena y Europa, de la mano de su jefe de Gobierno, el socialista Pedro Sánchez.

Es un momento crucial también para nosotros los indoamericanos, en tránsito de salir del péndulo neoliberalismo – populismo radical, que ha primado en los últimos 30 años, y que no ha producido cambio sustancial en nuestros países. El neoliberalismo se redujo a saquear nuestras naciones y el populismo radical a estancar el crecimiento económico, sin cambiar la esencia extractivista de nuestras economías. Cuando, desde otros continentes (Asia, en especial) cambiaban la matriz productiva, dando saltos cuánticos en lo económico y social, que los colocaron en el primer o segundo mundo.

Desde la América de Bolívar, Juárez y Haya de la Torre, saludamos la nueva política que se avizora en la Unión Europea. Sabiendo que debemos prepararnos para que este diálogo, no sea de sordos, de fríos burócratas, o empresarios mercantilistas, únicamente. No. Es el momento en que la ciudadanía consciente se organice, participe y lidere este nuevo proceso, en forma integrada. Haciendo confluir a nuestros pueblos. Debemos de contar desde ya con el apoyo de nuestros hermanos residentes en el viejo continente, los que nunca olvidaron sus raíces, para darle mayor fuerza y sentido a la acción.

Finalmente, el futuro es, lo sabemos compartido, estemos donde estemos.