Nuestra actual bandera fue creada en mayo de 1822. Tres listas verticales, la del centro blanca y las de los extremos encarnadas. Ese fue el estandarte que flameo en las batallas de Junín y Ayacucho y que nadie ha podido cambiar hasta hoy.
José de San Martin Matorras ingreso al ejército español en 1789. En Cádiz se enfrento a la invasión napoleónica participando en la batalla de Bailen en julio de 1808 y regreso a Argentina en 1812. En setiembre de 1820 desembarco en Paracas y permaneció en el Perú dos años. En setiembre de 1822 renuncio al Protectorado y viajo a Inglaterra.
La leyenda que San Martin decidió los pigmentos rojo y blanco cuando observo una bandada de aves en Pisco es poco creíble. San Martin conoció en España la bandera de los Habsburgo y la enarbolo cuando lucho contra los franceses.
En diciembre de 1821, San Martin envió a Diego Paroissien y Juan Garcia del Rio a buscar un príncipe entre las casas europeas. El Protector casi implementa en el Perú sus ideas monárquicas.
Nuestra bandera es idéntica a la de Austria cuya creación se le atribuye al duque Leopoldo quien la izó en las cruzadas de la segunda mitad del siglo XII . En 1273 asumió el titulo imperial Rodolfo, primer representante de la dinastía Habsburgo.
En 1519, Carlos V heredó las coronas de Castilla y Aragón y reunió bajo su férula a la cuarta parte de la Europa continental y América española.
A la caída de Napoleón, en 1815 se reunió el Congreso de Viena convocado por el emperador Francisco y su canciller Metternich, donde se produjo un nuevo reparto mundial.
El imperio Habsburgo sumo al territorio austriaco, las zonas checas de Moravia y Bohemia, las posesiones polacas Galitzia y Bukovina y las areas hungaras de Transilvania y Croacia. Asimismo, obtuvo Milan, Lombardia y Venecia.
Sólo nos queda celebrar esta antigua relación austriacaperuana bailando una polka y brindando con red bull.