El panorama que millones de peruanos temían antes del 10 de abril se hizo realidad: Ollanta Humala y Keiko Fujimori pasaron a segunda vuelta y ahora solo queda elegir entre ambos. Un panorama un tanto complicado para el contundente 45% de peruanos que no votó por ninguno de los dos candidatos presidenciales que hoy siguen en carrera rumbo al sillón de Pizarro.
Lamentablemente hay que decidir, una vez más, por el mal menor, sin eludir la responsabilidad ante la grave situación que afronta el país y resistiendo las arcadas en la cámara secreta el próximo 5 de junio.
Desgraciadamente, los peruanos nos estamos volviendo expertos en estas tristes batallas electorales. Cuando creíamos que ya había pasado lo peor, nos damos cuenta de que siempre lo peor está por venir.
En el 2006, la mayoría votó por Alan García en la segunda vuelta ante la amenaza de Humala, a pesar de que el líder aprista cargaba con el oscuro recuerdo de la hiperinflación, la corrupción, los robos y las violaciones a los derechos humanos en la lucha contra Sendero Luminoso y el MRTA durante su primer gobierno.
En el 2011 enfrentamos dos opciones todavía peores: Ollanta Humala contra Keiko Fujimori: el soldado de Hugo Chávez contra la hija del ex dictador. Una auténtica pesadilla hecha realidad.