Nadie que sienta respeto por los derechos humanos, a la legalidad y a la historia del Perú, votaría en primera instancia por Keiko debido a las conocidas y reiteradas violaciones a los derechos humanos y las pillerías que perpetraron su padre, Alberto Fujimori, y su otrora asesor Vladimiro Montesinos.
Si quiere ganar, Keiko Fujimori tendrá que ofrecer disculpas públicas al país por las atrocidades y los robos cometidos por su papá y su ex asesor, no repetir jamás que el gobierno de Fujimori ha sido el mejor de la historia del país y callar a personas como Martha Chávez, que se ha permitido amenazar al juez César San Martín, que condenó a Fujimori luego de un juicio impecable.
Hace cinco años, la mayoría del país eligió a Alan García por el riesgo que significaba Ollanta Humala. Si durante el primer gobierno de García, en la cola para comprar el pan o la leche ENCI, le hubiesen dicho a alguien que veinte años después terminaría votando por el joven líder aprista, esa persona habría respondido con una risa o un insulto. Pero fue exactamente lo que sucedió.
Durante el primer gobierno de García también se cometieron violaciones a los derechos humanos. Algunas personas cometen la ligereza de reducir la guerra contra el terrorismo a Barrios Altos, La Cantuta y Tarata, olvidando que, durante los gobiernos de Belaunde y de García, en las alturas de la sierra murieron miles de campesinos pobrísimos a manos de Sendero Luminoso, pero también de las Fuerzas Armadas y de la Policía. Y aun así en el 2006 votaron por García.
A pocos meses de abandonar el poder, ¿se puede decir que García cometió los mismos desaciertos que durante su primer mandato? ¿O se puede afirmar que García aprendió de sus graves errores y no volvió a cometerlos?