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Lunes 03 de febrero 2014

Los comandos Chavín de Huántar: criminales

Lunes 03 de febrero 2014

Los "Comandos Chavín de Huántar" asaltaron la residencia del embajador de japón en Lima, en Abril de 1,997, supuestamente para rescatar a los rehenes secuestrados por los subversivos del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru.

 

Adviértase que el operativo de rescate, no fue ni de lejos, un combate de igual a igual:los asaltantes habían preparado el asalto, con meses de anticipación, excavaron un túnel contando con la complicidad de los mejiores mineros traidos de los centros mineros de las serranías, con el fin expreso de cavar el túnel. Los comandos asaltantes se valieron de la colaboración de los reenes, y hasta del mismo Cardenal Cipriani: instalaron micrófonos en las ranuras del piso de la embajada, en los caños de agua..., se valieron del monseñor Cipriani para introdurir micrófonos ocultos en la Sagrada Biblia y en la guitarra...De tal manera que a través de estos medios, los asaltantes y sus cabecillas, estaban bien informados acerca de todo lo que ocurría al interior de la Residencia. Aun más: los asaltantes genocidas de Chavín de Huántar, ensayaban una y otra vez cómo debiera ser el asalto, para lo cual sus cabecillas, hicieron una maqueta a imitación de las estructurs de la Residencia tomada: era una réplica, con las mismas dimensiones que las de la Residencia; allí  se entrenaban a diario los genocidas de Chavín de Huántar, preparando el asalto criminal.

Mientras se hacían todos estos preparativos, sus cabecillas, con el fin de ganar tiempo para que terminaran de construir el túnel, engañaban vilmente a los subversivos, reuniéndose con ellos en unas supuestas "negociaciones". Los subversivos, cometieron el error de confiar en la buena fe de estos cabecillas, con mayor razón, si el mediador era un prelado de la Iglesia.

El día convenido del asalto, los genocidas asaltantes  estaban informados minuto a minuto, de los movimientos de los subversivos, gracias a los micrófonos. A una determinada hora, sabían que los subversivos estaban jugando un partido de fulbito, completamente desarmados y lejos de sus armas. Es con esa seguridad, que estos cobardes de Chavín de Huántar, valiéndose del factor sorpresa, salieron a asesinarlos: ante una orden de aprobación del delincuente Fujimori, los efectivos de Chavín de Huántar, que se encontraban al interior del túnel, abrieron abruptamente unos boquerones, desde los cuales salieron directamente a asesinar a los subversivos. Cuando éstos, que estaban jugando su fulbito, se vieron ante los asaltantes, se apresuraron a coger sus armas, pero los asaltantes ya no les dieron tiempo para ello, y los asesinaron con armas de fuego; para los asaltantes fue esto tan fácil, como una cacería de conejos: no solamente porque sus víctimas estaban desarmadas, sino porque tenían el factor sorpresa a su favor. Definitivamente, dentro de la planificación del asalto estaba, el objetivo de asesinar a los subversivos emerretistas.

                                                                         A estos genocidas de Chavín de Huántar se les

                  ve, disparando armas automáticas desde el bo-

                  querón en el techo, por ellos abierto. Estaban

                  disparando a matar, a subversivos desarmados

                  y sorprendidos; es más: desde una posición                                                                 ventajosa. Aun más: el interior está en llamas

                  como un horno: es efecto de las granadas pre-

                  viamente lanzadas por estos criminales.

Yo me pregunto: ¿era necesario asesinar a los subversivos? Puesto que estaban completamente desarmados, y además, casi todos se encontraban en un  mismo lugar, mientras que los asaltantes estaban armados, y tenían a los reenes de su parte, ¿qué amenaza podrían representar un puñado de catorce subversivos desarmados y acorralados, frente a ciento cuarenta comandos armados, entrenados y protegidos con chalecos? Lo legal y ético hubiera sido reducirlos, y entregarlos a la justicia. Salta a la vista pues, la voluntad criminal y cobarde de estos asaltantes de Chavín de Huántar. Es más: el accionar criminal de los comandos asaltantes, fue premeditado y muy bien planificado.

Salta a la vista además, la voluntad genocida de exterminio en el estado peruano: los subversivos, en estas "negociaciones" con los representantes del estado, manifestaron estar dispuestos a negociar, y a dejar en libertad a los rehenes. Entonces, resulta anti-ético y desmesurado, el  asesinarlos. Esto prueba que las "negociaciones" no eran sino una artimaña tendida por el estado peruano para ir ganando tiempo mientras preparaban el túnel, a la vez que otorgaban a los emerretistas una falsa confianza en su supuesta superioridad. Para esta actitud vil y artera del estado peruano, se prestó el iscariote Cardenal Cipriani.

La clase política dominante en Perú, condecora a estos asesinos como "héroes". "Héroe" es, el que arriesga su vida por defender causas elevadas y nobles, que exceden a sus intereses mezquinos. Estos genocidas no arriesgaron nada, pues los informantes, desde el interior de la resdencia, les informaban minuciosamente de la ubicación y del menor movimiento de los subversivos, así como la ubicación exacta de los cazabobos. Tenían además a su favor el factor sorpresa, y el factor ventaja, por estar protegidos con chalecos, armados, y tener que liquidar a unos objetivos inermes e indefensos. Tenían a su favor además, el factor numérico: 140 comandos armados, contra un puñado de catorce muchachos desarmados.Para dar cacería a unos objetivos desarmados y bajo tales condiciones ventajosas, no se necesita ser "comando": hasta un minusválido improvisado lo hubiera hecho, puesto que fue como una cacería de conejos. Definitivamente, no arriesgaron nada, como para ser calificados  de "héroes": no fueron nada más que unos cobardes.

Estos pobres soldados se enorgullecen de defender la patria. De qué "patria" hablan estos pobres soldados: la patria del hambre, de la injusticia social, de la corrupción institucionalizada en las altas esferas del estado, la injerencia política en el Poder Judicial. Todos los días se pelean en el congreso acusándose mutuamente de corrupción. el problema de la inseguridad ciudadana, el problema de las poblaciones marginadas y olvidadas, la inoperancia e ineptitud de absolutamente todas las instituciones del estado, los miles de kilómetros de territorio de la heredad nacional que la clase dominante ha cedido a los países vecinos, con la venia de las Fuerzas Armadas, la impunidad de los genocidios cometidos por las Fuerzas Armadas en agravio de la población civil, como es el caso de Putis. De qué "patria" hablan; ellos mismos, cómo son tratados por la patria, cuando caen heridos o lisiados. Es que no saben que su defensa de la patria, es en realidad, la defensa del sistema neoliberal que beneficia solamente a un puñado de ricos.

La moral del soldado peruano hoy en día, está por los suelos; su grado de envilecimiento y bestialización ha tocado fondo. Los militares peruanos, ya no tienen el coraje de Cáceres ni la entereza moral de Bolognesi: los militares peruanos de hoy, son incapaces de enfrentarse a un enemigo armado de igual a igual: jamás ganaron una batalla; se orinan de miedo para recuperar Arica y Tarapacá; sólo son aptos para violar mujeres detenidas, torturar  civiles amarrados y vendados, asesinar civiles desarmados y amarrados,  luego enterrar sus cuerpos en fosas comunes (Putis, Accomarca, Cayara, los penales, La Cantuta, Barrios Altos, las fosas de Pucayacu...); y no tienen ni siquiera la hombría de decir: "yo lo hice".

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