La lectura de la reciente publicación de Gloria Dunkelberg titulada "Violeta, la voz de su silencio" nos ha provocado variadas reflexiones. Es un libro que retrata a la fundadora de del partido Acción Popular, a la compañera del reelegido presidente Fernando Belaunde Terry.
En 1956, Belaunde tenia 44 años, casado con Carola Aubry Bravo quien le dio tres hijos: Fernando, Rafael y Carito y trabajaba como decano de la facultad de Arquitectura de la UNI. Violeta Correa Miller era hija del notario público Javier Correa Elías. Ese año laboraba para Pedro Beltrán Espantoso como redactora en el diario La Prensa.
La historia de amor entre Fernando y Violeta es interesante. Ella era hija de un fundador de la Democracia Cristiana. Sin embargo, se desempeño tempranamente como dirigente del Comando Femenino de Acción Popular, movimiento que competía el mismo electorado del socialcristianismo. Violeta se enfrento a su padre, quien le dio la razón en 1963 cuando la DC aprobó aliarse con Belaunde.una vez en la casa de Pizarro, Violeta ocupo el cargo de secretaria de la presidencia demostrando que su influencia con el jefe era creciente.
En esos momentos la relación matrimonial de Belaunde con Aubry era debil. Finalmente, Carola se separo del mandatario y dejo el campo libre a Violeta quien se caso con Fernando en 1970.
La unión de la pareja tuvo objeciones. El era casado con tres hijos y quince años mayor que Violeta. Ella había estudiado en el Colegio Belen y provenía de una familia católica. Sin embargo, sus estudios de Comunicaciones en Santiago de Chile y su trabajo en la notaria paterna y luego de periodista habían formado a Violeta como una mujer independiente y de mente abierta.
Fernando estudio su profesión en Estados Unidos. Si bien era creyente y conservaba costumbres aristocráticas, era consciente que el divorcio era una realidad universal.
La sociedad limeña fue tolerante con el adulterio de dos personajes de linaje tradicional debido a que Violeta no correspondía al estereotipo de mujer fatal. Al contrario, era una joven intelectual con vocación social, muy austera, dedicada a la realización de obras de asistencia pública.
Belaunde fue conquistado por la notable personalidad de su colaboradora. Belaunde fue seducido por la figura delgada, la voz ronca y la fragancia a tabaco de Violeta. Belaunde se enamoro de su humor criollo, su terco optimismo e inteligencia para la bondad. Es un caso unico en que la natural egolatría del político depende tanto de su consorte. Tanto es así, que en el afiche principal que ofrecía "trabajar y dejar trabajar" de la campaña electoral de 1980, ambos aparecen abrazados. Asimismo, en la fotografía oficial de su segundo gobierno, Belaunde se muestra sentado con la banda y detrás esta Violeta.
No cabe duda que Violeta ejerció el poder. Participo de la creación del Parque de las Leyendas en el distrito de San Miguel y creo cientos de Centros comunales y Comedores infantiles en los pueblos jóvenes de las ciudades, promoviendo el liderazgo de dirigentas. También fueron nombrados ministros de Estado su hermano Javier y sus primos Juan Hurtado y Nils Ericsson, asi como altos funcionarios su hermano Fernando y su primo Augusto Blacker. Violeta encabezo una fracción de Acción Popular que competía con las alas capitaneadas por Manuel Ulloa y Javier Alva.
Ha sido una excelente iniciativa la edición de "La voz de su silencio". Es una obra que rinde homenaje a una extraordinaria dama, que entrego lo mejor de si a la patria y enalteció a la política peruana.