Pues bien, la historia de hoy se centra en Taylor Lautner y una señora que quería que el actor le regalara un autógrafo; sin embargo la señora no quería un autógrafo convencional como en una foto de Lautner o algún libro de la saga, no, la señora quería que Lautner le autografiara las bragas.
Lo peor de todo es que la señora no llevaba una bragas limpias para que el actor se las firmara, no, ella quería que le firmara las que llevaba puestas en ese preciso momento.
La señora le afirmó a Lautner que llevaba unas bragas con su nombre impreso y le preguntó si se las firmaría si encontrase alguna manera de quitárselas entre tantas hormonas femeninas al rojo vivo. Por supuesto que el actor dijo que no, ¿quién diría que sí? En fin, una de esas historias que el actor recordará para siempre — aunque tal vez la que más lo recordará será la hija de la mamá de las bragas, ya que se encontraba junto a ella cuando le pidió el (para nada común) autógrafo a Lautner.
Ahora lo único que me pregunto es qué habría pasado si las bragas hubieran sido de la hija.Fuente: Mascorazon