Susana Villarán y sus diletantes

Diletantes

Susana Villarán ha presentado candidatos a alcaldías en solo 8 distritos de Lima. Lidera una agrupación improvisada y el nombre Fuerza Social le queda grande.

¿Quiénes acompañan a Susana en su aventura ?

Manuel Piqueras Luna. El esposo. Desde julio de 1990 que cesó como diputado no sale de su casa. Sufre de depresión crónica. Susana lo mantiene.

Vladimiro Huaroc. Presidente regional de Junín. No va a la reelección. Con una gestión desaprobada en todas las encuestas pues ha pasado la mitad de su mandato viajando al extranjero.

Ivan Lanegra Quispe. Asesor de Huaroc y Beatriz Merino

Rafael García Melgar. Regidor Metropolitano. Trabaja en una ONG que estudia temas urbanos.

Marisa Glave Remy. Regidora Metropolitana. Fundó una ONG que analiza asuntos ambientales.

Eduardo Zegarra. Labora en la ONG Grade. Hijo de Walter Zegarra Cerff, investigador de la ONG Cedep y Maria Julia Mendez, feminista de la ONG Manuela Ramos.

Gustavo Guerra García Picasso. Consultor del Banco Interamericano de Desarrollo. Hijo de Francisco Guerra García, asesor del dictador Juan Velasco y fundador de la ONG Cedep.

Asimismo, Susana ha sido directiva de la ONG Conadeh y actualmente es asesora del Instituto de defensa legal.

Como podemos observar, los voceros de este movimiento político son funcionarios de Organismos no gubernamentales. La productividad de estas personas se mide por la cantidad de reuniones que concertan con los representantes de financieras gringas y europeas.

En estos encuentros realizados en cafés de moda presentan proyectos que coincidan con los intereses de los aportantes.

De estos acuerdos  resultan abultados presupuestos que son justificados con ligeros  informes de 30 páginas que muy pocos leen.

Prueba de ello es que los cientos de ONGs de izquierda palidecieron cuando en 1986 apareció la obra El otro sendero de Hernando de Soto.

Es un estudio serio de la sociedad peruana que demostró universalmente como los intelectuales pueden cambiar el mundo produciendo ideas.

El gran problema de Villarán y sus seguidores es que no saben si su vocación es la academia o la política. Al final, ninguna de ambas actividades la realiza bien.

Mientras existan gringos y europeos que regalan su plata a pedigüeños peruanos, en cada elección tendremos a diletantes de ONGs comunistas postulando a cargos públicos.