A pesar de las reuniones con funcionarios rumanos y las criticas unánimes por su política de persecución de la comunidad gitana, el Gobierno de Sarkozy sigue desmantelando campos y promoviendo deportaciones masivas.Este miércoles, el Elíseo intentó bajar la tensión con y tratar de calmas las olas de rechazo e indignación suscitadas en el país a raíz de la política persecutoria contra los gitanos. El encuentro de ayer entre funcionarios franceses y rumanos encargados de los temas relacionados con la comunidad gitana y la inmigración apenas tuvieron como balance declaraciones destinadas a calmar las aguas.Así, el Secretario de Estado para los Asuntos de la Comunidad Gitana Valentin Mocanu y su colega encargado de Seguridad Pública, Dan Fatuloiu, negaron cualquier tipo de tensión entre los dos países. Por su parte, el ministro francés de Inmigración Eric Besson declaró: “No hemos recibido ningún reproche de los rumanos, y definió el clima del encuentro como “amigable”. Finalmente, un comunicado conjunto afirmó que los dos países “persiguen al manera de gestionar mejor los flujos migratorios bilaterales y respaldar el refuerzo de políticas de integración de las poblaciones desfavorecidas”. El diálogo entre los dos países seguirá cuando los franceses viajen a Bucarest y mantengan reuniones el 9 y 10 de noviembre.Ajenos a las declaraciones diplomáticas, otros 150 gitanos fueron embarcados este jueves desde París hacia Bucarest en uno de los tantos vuelos fletados por el gobierno para echarlos del territorio. Otro avión despegó de Lyon más tarde con idéntico destino...
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