Las autoridades mexicanas han empezado ya la difícil identificación de los 72 inmigrantes latinoamericanos asesinados en Tamaulipas, en el noreste de México por los Zetas, una conocida banda de delincuentes que trabaja para los cárteles de la droga. La tarea no será fácil pues por definición los trabajadores clandestinos que intentan emigrar a los Estados Unidos, son generalmente indocumentados.
Hasta el momento se han podido identificar solamente quince cadáveres de los 72 que fueron acribillados a tiros, después de haberles atado las manos y vendado los ojos. Salvaje imagen del horror que circula hoy en todos los medios informativos en el planeta, ante la más absoluta impotencia del Gobierno mexicano para impedir tales atrocidades.
Lo que sorprende en este nuevo acto de salvaje violencia de los narcotraficantes mexicanos es que va dirigido contra todo un colectivo de inmigrantes que intentaban pasar a los Estados Unidos. Según un joven ecuatoriano, superviviente de la matanza, los delincuentes mataron a los inmigrantes como represalia, al negarse estos a colaborar y a aceptar sus propuestas de cooperación.
Medio millón de inmigrantes clandestinos transitan cada año por México en busca del Dorado estadounidense, según cifras de la Comisión mexicana de derechos humanos. Se estima en diez mil el número de inmigrantes secuestrados por los narcos en 2009 a su paso por México.
Según las primeras identificaciones, el grupo de inmigrantes ejecutados, estaba compuesto por ciudadanos de El Salvador, Honduras, Ecuador y Brasil. Se han identificado quince cadáveres y practicado 32 autopsias. Entre los identificados hay cuatro salvadoreños y un brasileño. 14 de las víctimas son mujeres.
El gobernador de Tamaulipas, Eugenio Fernández, viajó a Ciudad de México para reunirse con el ministro de Gobernación Francisco Blake. Un comunicado del gobierno destaca la necesidad de “fortalecer el combate contra la delincuencia organizada” cuya violencia se ha cebado en esta ocasión contra un grupo de inmigrantes...
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