El mítico sindicato polaco celebra su aniversario sin la presencia de su líder fundador y ex Premio Nobel de la Paz, Lech Walesa, quien reniega del apoyo de la organización al conservador ex dirigente Kaczyinski. En la clandestinidad llegó a tener 10 millones de afiliados, hoy no supera los 700.000.En agosto de 1980, los astilleros de la ciudad polaca de Gdansk fueron testigos de cómo de una movilización en defensa de los derechos de dos trabajadores expulsados, y en un clima de protesta contra el Gobierno –títere de la Unión Soviética-, nacía el sindicato clandestino Solidaridad: una fuerza social que acabaría teniendo 10 millones de afiliados y que a la postre sería clave para acabar con la influencia de la URSS en la Europa del Este.
Uno de esos obreros a los que se defendía era Lech Walesa, un activista que comenzó creando un comité de huelga y llegó a ganar un Premio Nobel de la Paz y a ser presidente de Polonia, un héroe de la época que se ha negado a asistir a los fastos que conmemoran el 30 aniversario del nacimiento del sindicato que el mismo fundó. El mítico sindicato atraviesa sus momentos más bajos, con apenas 700.000 militantes, y vive inmerso en la más profunda división. Walesa confiesa sentirse “agotado” y decepcionado con la deriva que ha tomado la organización. Pide que se convierta en el “auténtico movimiento social que necesita Polonia” y no un simple sindicato al servicio de Jaroslaw Kaczyinski, el ultraconservador ex primer ministro, hoy en la oposición pero que formó un peculiar tándem de Gobierno con su hermano gemelo, fallecido en un accidente aéreo en abril...
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