Desde hace siete días más de 10.000 vehículos permanecen atrapados en la misma autopista que ya se colapsó en agosto. Una hilera de 120 kilómetros de embotellamiento es testigo de partidas de carta y mercadeo ambulante a precios abusivos. Esa autopista canaliza el tráfico pesado desde Pekín hasta el Tíbet.
Cuando en meteorología confluyen dos borrascas distintas y crean una de grandes proporciones se le denomina tormenta perfecta. Si se traslada esa metáfora al tráfico, tendríamos un atasco perfecto, que es lo que está sufriendo China por segunda vez en un mes.Según el diario Nuevo Pekín la autopista 110 del país, que lo une con el Tíbet, está colapsada por la afluencia de 10.000 camiones que ya forman una hilera de 120 kilómetros de atasco. El 25 de agosto esa misma autopista ya estuvo colapsada otros nueve días.Así se repiten las escenas de los conductores que con paciencia confuciana esperan poder sacar sus vehículos de tan colapsada carretera. Siestas improvisadas en el arcén, estiramientos sobre la rueda de un camión, partidas de cartas… hasta hay quien hace negocio, como los vendedores ambulantes que venden a precios desorbitados los víveres necesarios para sobrevivir a tamaña catástrofe circulatoria...
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