Al menos 43 personas murieron en un doble ataque suicida en una nueva jornada sangrienta en un país sumido en el caos por las inundaciones que han anegado buena parte del territorio y que han dejado 18 millones de damnificados. En tres años han sido asesinadas 3.600 personas en los ataques reivindicados en muchas ocasiones por el Movimiento de los Talibanes de Pakistán.
Los atentados de este viernes se han producido contra grupos minoritarios de Pakistán: los chiítas, que representan un 20% de los musulmanes del país, frente al 80% de los sunitas, confesión a la que pertenecen talibanes y miembros de Al Qaida. La otra minoría que ha sido atacada es la ahmadi, que profesa un Islam abierto y moderno, prohibido en el país.
El primer ataque se produjo en una pequeña ciudad del noroeste del país en Mardan, no muy lejos del bastión talibán. Las víctimas estaban orando en un lugar d eculto. El kamikaze hizo explotar su carga en medio de la acera matando a una persona e hiriendo a otras cuatro, según el jefe de la policía local, Waqif Khan.
“El ataque a estas minorías es un atentado a la democracia y la pluralidad", ha dicho el embajador estadounidense en Islamabad. Lo cierto es que los atentados no paran y en tres años han muerto más de 3.600 personas, bajo los ataques reivindicados sobre todo por el Movimiento de los Talibanes de Pakistán.
En Queta, capital de la provincia del Baluchistán poco después otro kamikaze se hizo estallar en medio de la muchedumbre en una manifestación de chiítas que estaban marchando para mostrar su apoyo a los palestinos. “Al menos 42 personas han muerto y más de 70 han resultado heridas", informó el jefe de la policía de Queta, Ghulam Shabir...
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