Hace algunos años un libro llegó a mis manos gracias a mi esposo, Francisco. Se trataba de una pequeña pero potente obra de la autora norteamericana Rachel Carson. Su titulo en idioma inglés, “Silent Spring”, en castellano “Primavera Silenciosa”. Este 27 de septiembre se van a cumplir 38 años desde que la casa editorial Houghton Mifflin lanzó su primera edición. No puedo negar que a partir de la lectura de la obra de Carson quedé muy impresionada por la posibilidad de encontrarnos un día en un escenario en el que no habría aves que cantasen cuando llegue el tiempo de la primavera. O en uno de mayor envergadura en el que no solo las aves hubiesen dejado de existir, sino también otras especies. La razón que entonces la autora argumentó, lo que le acarreó críticas y una feroz oposición proveniente del mundo científico, fueron las consecuencias del uso de los pesticidas, principalmente el letal DDT a través de la cadena alimenticia. Ya que las aves al nutrirse con semillas, gusanos, granos que contenían el DDT, se envenenaban y poco después morían, silenciando los cielos y entristeciendo la vida.Carson dijo hace 38 años que si se seguía utilizando el DDT, un día no habría más aves en el mundo. El DDT, finalmente fue prohibido por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos en 1972, diez años después de que esta escritora comprometida con la preservación de la vida advirtiese los estragos que podía causar este letal producto químico. Es decir, ocho años después de su muerte.Creo que “Primavera Silenciosa” es un libro, a pesar de que el DDT ya no se produce, vigente. Una obra que nos muestra como un solo ser humano comprometido puede cambiar o acelerar el curso de la historia. Que estas palabras sirvan de reconocimiento y homenaje al compromiso y al aporte para la posteridad de esta gran autora. Sophie Dmitrieff
Rachel Carson