Laurent Blanc obtuvo su primera recompensa el martes con una victoria ante Bosnia Herzegovina (2-0) con sabor a gloria
La selección francesa de fútbol parece por fin salir del túnel en que estaba encerrada. Dos meses después de un Mundial catastrófico, conclusión de los seis años pasados bajo la conducción de Raymond Domenech, su sucesor Laurent Blanc obtuvo su primera recompensa el martes con una victoria ante Bosnia Herzegovina (2-0) con sabor a gloria. Todavía queda mucho por hacer, pero este resultado genera optimismo.
Cuando asumió la sucesión de Raymond Domenech, en julio pasado, Laurent Blanc sabía que lo esperaba una muy difícil misión: reconstruir una selección francesa marcada por su doble fracaso: deportivo, con sus malos resultados en la Eurocopa 2008 y en el Mundial 2010, y moral, tras el comportamiento de sus jugadores y de su cuerpo técnico en Sudáfrica, donde la aventura terminó en medio de insultos, huelgas de entrenamientos, polémicas internas.
Los dos primeros meses de su gestión confirmaron los sombríos pronósticos del nuevo entrenador. En su primer partido, un amistoso contra Noruega, decidió prescindir de todos los jugadores que estuvieron en el Mundial y de llamar a una nueva generación. Derrotada en Oslo (2-21), la selección gala emprendió su recorrido hacia el Euro 2012 con una mezcla de caras nuevas y viejas. Pero las sanciones decididas por la Federación contra los "cabecillas" sudafricanos (Anelka, Ribery, Evra y Toulalan), más las suspensiones (Gourcuff) y las lesiones (Nasri, Lassana Diarra, Benzema), complicaron su trabajo y Francia empezó de la peor manera su campaña, con una derrota a domicilio ante Bielorrusia (1-0)...
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