Perú: Una empresa de helados con mucho calor humano

En Cajamarca hay un ´gringo loco´, como lo llamaron muchos, que ha dado clases de lo que es la responsabilidad social en su empresa láctea “Helados Holanda”, como para que muchas empresas sigan su ejemplo.Por Miguel Humberto AguirreEs increíble el ambiente calido que se vive en esta empresa. Increíble porque se trata de una fabrica de helados. Una empresa surgida como un posible negocio y transformada, con el tiempo, en un modelo. En un ejemplo de trabajar, de producir. De hacer empresa.Vino desde Holanda hace 10 años. Se quedó en el Perú por amor. El camino en su nueva tierra se lo iluminó Luz Marina, una profesora de Lácteos en el SENATI, donde ella enseñaba. El llegó como capacitador en asociaciones campesinas diseñado en Bélgica. Su nombre muy breve, tan solo tres letras: Pim. Su apellido Heijster.En Cuenca, Ecuador, vio a un amigo organizar una heladería. La idea le quedó dando vuelta. Cuando conoció a Luz Marina le habló de sus deseos de crear un negocio de esta envergadura. Luz Marina sabía de lácteos, pero no de helados.Como “socios” hicieron la primera inversión adquiriendo un documento que les hablara de su posible futura empresa. La primera inversión 100 dólares, el precio del libro. Luego la venta de una casa para adquirir maquinarias.Un 5 de febrero de hace 10 años se abrieron las puertas de la “HH” como podríamos llamar a la “Heladería Holanda” con otras características. No entendible por muchos.Entre sus personal dio cabida a madres solteras.-¿Había una razón..?.“La madre soltera- comentan Luz Marina y Pim- son muy responsables. Saben que su trabajo es razón de vida para ella y también de su o sus hijos. Son muy solidarias. Nunca faltan al trabajo y están peleadas con las discotecas”.Su visión fue “ser reconocida como la empresa productora de helados más rica de la zona norte del Perú”. Su misión “brindar a los clientes helados naturales de calidad garantizada, en un ambiente familiar.”Crearon una fábrica donde la fruta natural sigue siendo su producto principal. Las vecinas de las chacras del lugar le llevan sus lúcumas, sus poro poro, el mango, su saúco, también su mora, su capulí y su pushgay. Sus productoras directas suman un total de 100. Le llevan la fruta desde sus parcelas hasta el mismo negocio. Comenzó comprando 50 kilos de frutas, hoy supera los 5.000.Pero la responsabilidad social de “HH” fue más allá. Asumió una obligación muy importante. No creída al comienzo por muchos y respetada hoy por una mayoría. Llevó hasta su fábrica a discapacitados. A gente que no tenía un lugar de trabajo en la comunidad cajamarquina. Primero fue un sordomudo, luego otro, otro.. y otro.Al comienzo otras empresas no creían. Los consideraban incapaces para todo. Hoy me han pedido y he recomendado algunos de estos muchachos- recuerda Pim- y en todas partes tiene mucho éxito. Son personas muy responsables.Para “entenderse”, todos los trabajadores que hablan y escuchan, deben aprender el idioma de los sordomudos y así todos se entienden. En la fabrica hay mayoría de sordomudos sólo el guardián habla y escucha, como es lógico. La fábrica tiene una particularidad para no olvidarla y dejar de destacarla. Si usted va y toca el timbre junto con sonar, también luces se prenden y se apagan, en su interior, avisando a los sordos que allí laboran “alguien busca, alguien está en la puerta”.Este año vendrá desde Holanda, la tierra de Pim, un grupo de sordos mudos para alternar con los cajamarquinos en otra idea increíble del “gringo loco” como le llamaron al comienzo.Pago de impuestos, CTS, AFP, vacaciones, son obligaciones patronales de la “Heladería Holanda” para sus trabajadores. La capacitación es constante. Existe una preocupación permanente de mejorar todo lo relativo al trabajador pagando cursos ayudando a pagar los deseos de ellos, buscando progresar.Hoy los helados de “Helarías Holanda” no solo se saborean en Cajamarca. También su calidad esta presente en Tumbes, Piura, Trujillo.Hasta allí también llega la responsabilidad de una empresa, transparente, y con distinciones por una responsabilidad social más allá de lo acostumbrado. El “gringo loco” ha dado una enseñanza para muchos. Fuente: RPP