Nueva York vivió ayer el aniversario más politizado y controvertido de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, con una ciudad dividida entre una mayoría que aboga por el respeto a la libertad religiosa, y quienes consideran una ofensa que se abra un centro islámico a sólo dos manzanas de la Zona Cero. Mientras, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recordó ayer a sus compatriotas el espíritu de unidad en el país tras los atentados de hace exactamente nueve años.
“Si hay una lección a tomar en cuenta en este aniversario es ésta: somos una nación, un pueblo, unidos no sólo por el duelo, sino por una serie de ideales en común”, dijo Obama en su mensaje radiofónico semanal.
Más tarde, ante el Pentágono, escenario de uno de los atentados, el mandatario abogaría por la tolerancia religiosa. “Sus seres queridos permanecen, ahora y para siempre, en el corazón de nuestra nación”, dijo Obama a los familiares de las víctimas. Agregó que la mejor manera de honrarlas es orientarse a los valores que definen a EU, como la libertad religiosa.
“No fue la religión la que nos atacó, fue Al Qaeda”, dijo al reiterar la idea ya manifestada el viernes durante una rueda de prensa.
En las calles, miles de participantes en las marchas se mantenían separados por barreras montadas por la policía de Nueva York. Por un lado, un número creciente de personas reclamaban con cánticos y carteles que se respete la libertad de credo, por encima de cualquier polémica, y que se frene la supuesta “ola antiislámica” que se vive en EU.
Por otro, miles de personas, muchas con camisetas y pañuelos de la bandera estadunidense y al grito de “No a la mezquita de la zona cero”, argumentaban que los responsables del centro deberían elegir cualquier otro lugar, y mantenían acaloradas discusiones sobre lo que se debe hacer para evitar su construcción.
“Es como darnos con su bandera en la cara. No podemos consentir que se nos metan hasta aquí mismo, es una falta de respeto”, gritó uno de los manifestantes ante las cámaras de televisión que se agolpaban para tomar imágenes de la creciente multitud de gente que, a medida que avanzaba la jornada, se agolpaba para sumarse a las manifestaciones.
De las 2,752 víctimas contabilizadas en Nueva York 1,123 aún siguen sin haber sido identificadas, lo que explica que para muchos familiares la zona cero sea lo más parecido al cementerio de los seres queridos que perdieron hace nueve años.
Por lo anterior también se entiende que la mayor parte no quisiera participar en las manifestaciones, y se limitara a asistir como cada año al solemne y ya tradicional acto de conmemoración de los atentados que se realizó previamente y en el que se leyeron los nombres de todos los fallecidos.
Además, depositaron sobre un pequeño estanque artificial flores y recuerdos en una zona en la que por primera vez se empiezan a notar los avances de las obras de reconstrucción del World Trade Center. “Ninguna otra tragedia pública ha rasgado nuestra ciudad de una forma tan profunda. Ningún otro lugar está tan lleno de compasión, amor y solidaridad”, dijo el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, en una ceremonia en la que el vicepresidente de EU, Joe Biden, leyó el poema de Henry Wadsworth Longfellow “The Builders”.
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