Como buena ciudadana, cortó la comunicación (supongo deliberadamente que hablaba con Liam Hemsworth) y dejó a un lado su móvil. Los oficiales se quedaron conformes de que Miley Cyrus les obedeciera y la dejaron seguir con su viaje. Le esperaban unos buenos masajes y, probablemente, una tarde con su amorcito en plan de reconciliación.
Me preguntó cuáles serán las reglas de la policía de Los Ángeles, porque con un par de sonrisitas y un pedido de disculpas la gran mayoría de las veces se contentan. No dudo de que Miley sea una joven encantadora y que se puede equivocar como cualquier hijo de vecino, pero ¿siempre va a ser así de fácil para los famosos?
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