Heidi Montag sigue en Costa Rica, con el supuesto propósito de lograr el autoconocimiento. Mientras los más profundos interrogantes inundan sus pensamientos, nuestra gurú de las cirugías se pasea en diminutos bikinis por la playa. Aparentemente, en la tienda no le avisaron que no son a prueba de siliconas, por eso la pobre de Heidi se quedó con uno de sus senos afuera cuando fue asaltada por una ola.
La escena ha sido el festín de la semana para los paparazzi que la siguen todos los días a la playa, aunque ella continúe insistiendo en simular que no tiene idea de que es observada. Tampoco le interesa que nos riamos o nos indignemos por su simulacro de divorcio, ni por el hecho de que la policía de Costa Rica haya encontrado armas en el equipaje que llevaba junto con Spencer Pratt, cuando planeaban salir del país a tomarse un respiro de su viaje espiritual.
Volviendo al tema de los enormes senos de Heidi, me pregunto por qué se le ocurre utilizar ese tipo de traje de baño, que consiste en un simple pañuelo anudado a su espalda. Era obvio que le iba a suceder lo que le sucedió. O tiene una deficiencia mental o pretende que creamos en su supuesta ingenuidad. Qué quieren… Yo no dudo en quedarme con la segunda opción.
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