El medio de las ceremonias por el Bicentenario de su país, el presidente chileno convoca a representantes de las comunidades indígenas para mejorar sus condiciones de vida mientras prosigue una huelga de hambre para que no se juzgue a mapuches con una ley antiterrorista. Una segunda mesa, liderada por el obispo de Concepción, intentará encontrar una salida a esta crisis.
"La próxima semana se constituirá una mesa de diálogo integrada por el gobierno de Chile, por las iglesias Católica y Evangélica, por organizaciones civiles (...) e integrada también por los representantes de las comunidades del pueblo mapuche", anunció el presidente Sebastián Piñera en la víspera del festejo por el Bicentenario de la Independencia chilena. “Tenemos una deuda con nuestros pueblos originarios y, particularmente, con el pueblo mapuche”, añadió luego de anunciar el plan Araucanía, un proyecto socioeconómico que apunta a mejorar las condiciones de vida de los indígenas. Según el mandatario se trata de "la iniciativa más potente y ambiciosa para mejorar la calidad de vida y oportunidades de desarrollo del pueblo mapuche y también generar un reencuentro"...
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