La modelo Naomi Campbell, la diseñadora Stella McCartney o la redactora jefe de la edición estadounidense de la revista Vogue, Anna Wintour, fueron otros de los grandes nombres que participaron en este póstumo homenaje a la vida del 'enfant terrible' de la moda británica, que murió en febrero pasado, a los 40 años de edad.
"Fue una vida que vivió ante la mirada pública, pero fue tan vulnerable y retraída como glamorosa", declaró el reverendo Giles Fraser, que ofició la ceremonia bajo la cúpula de la catedral en presencia de 1.200 personas, coincidiendo con la Semana de la Moda de Londres.
Rindió homenaje entonces a los tres Lee (nombre por el que le conocían sus allegados) McQueen: al "miembro de su familia" que "nunca olvidó sus raíces", al "amigo y compañero de trabajo" por "su lealtad", "su risa contagiosa (y) su lengua viperina", y al "diseñador" por su "creatividad, su talento para organizar grandes espectáculos y su capacidad para sorprender".
Wintour, la temible periodista que inspiró la película 'El diablo se viste de Prada', recordó en su tributo a un hombre "complejo y con talento" que llevaba siempre a la gente a "un mundo de sensaciones que podían ser de sorpresa, de repulsión o de entusiasmo". Según ella, uno de los mayores logros de McQueen, que inició su formación en una prestigiosa sastrería de la 'milla de oro' londinense, es que podía crear "los diseños más exquisitos de alta costura y tener un verdadero impacto en cómo se vestía el mundo real".
Los testimonios de familiares, amigos y compañeros de profesión de McQueen, la mayoría de los cuales optaron en su vestimenta por los tonos oscuros, se alternaron con actuaciones que añadieron emoción y brillantez al acto. La más destacada fue la de la cantante islandesa Bjork, que interpretó frente al altar una conmovedora versión de la canción 'Gloomy Sunday' enfundada en unas alas de ángel de madera y una falda de avestruz procedentes de viejas colecciones presentadas en Londres por McQueen, de quien era ferviente seguidora.
El pianista Michael Nyman interpretó 'The heart asks pleasure first', mientras que un coro de gospel animó los espíritus en la imponente catedral anglicana, que según la reconocida periodista de moda británica Suzy Menkes, McQueen hubiera considerado "el no va más" para organizar un desfile.
Al final de la ceremonia, una gaita solitaria abrió el paso a los invitados hasta la puerta de la catedral, en cuyas escaleras esperaba todo un grupo de gaiteros ataviados con el kilt típico escocés, en honor a los orígenes de McQueen.
"Ha sido muy bonito", dijo Sarah Jessica Parker, la protagonista de 'Sexo en Nueva York', que lucía un abrigo negro encima de un vestido de color crema mientras trataba de abrirse paso hacia su vehículo.
Kate Moss, que llevaba un vestido de cuero negro con un atrevido escote de pico, y Naomi Campbell, con un vestido de plumas negro y botas altas de cuero a juego, tampoco quisieron perderse este homenaje público a su amigo.
McQueen, uno de los diseñadores británicos más reconocidos, fue hallado ahorcado en su casa de Londres el pasado 11 de febrero, la víspera del funeral de su madre, y sus cenizas fueron enterradas en mayo en una ceremonia íntima en la isla escocesa de Skye, informó este lunes su familia.
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