Sábado 18 de mayo 2024 | Contáctenos
Vuelve al tapete de la actualidad la franco-colombiana Ingrid Betancourt, ex rehén de las FARC, tras la publicación de su libro en el que resume sus seis años de cautiverio y al que da por título una cita del poeta chileno, Pablo Neruda: "No hay silencio que no termine".
En Francia, La Croix consagra un artículo muy elogioso a Ingrid Betancourt. El diario católico explica que “la ex candidata a la presidencia de Colombia narra el combate que sostuvo para mantener su dignidad durante su cautiverio” (...) “En una escena muy violenta, cuenta como tres guerrilleros la golpean y la violan, mientras la mantienen encadenada por el cuello, por orden de un comandante que decide castigarla después de un intento para escaparse". (...) "En muchos puntos, prosigue La Croix, "Betancourt contradice a su ex jefa de campaña, Clara Rojas, secuestrada al mismo tiempo que ella. Entre otras cosas, revela un secreto que no le pertenece: Rojas pidió permiso a las FARC para quedar embarazada." (...) Apartado esa precisión, este rotativo estima que insiste en alabar a la ex rehén de las FARC y subraya que “el libro muestra, sobre todo, a una mujer inteligente, valiente, tenaz que pese a algunos momentos de debilidad figura como una heroína.”
El comentario de Anne Fulda en Le Figaro es más severo. Esta periodista anota que, “en un momento dado, Ingrid Betancourt fue la rehén planetaria, medio ángel, medio demonio. Adorada por algunos, odiada por otros. Tras seis años en manos de las FARC y luego de su liberación, Betancourt reunía todos los ingredientes para convertirse en un ícono de los tiempos modernos. Vaya usted saber por qué, pese a haber encontrado la fe, su aureola no resistió al fuego de los proyectores. La ex-rehén con rostro de virgen logró convertirse en un personaje antipático", opina Anne Fulda, periodista de este diario francés conservador...
Leer más en rfi
Cargando...
