El Parlamento Europeo aprueba el nuevo marco de supervisión financiera, que otorga grandes competencias a las autoridades europeas. Van Rompuy lo califica de “gran logro”, aunque queda pendiente la implantación de impuestos a la banca para que sufraguen el coste de sus rescates.
El Parlamento Europeo ha aprobado este miércoles la implantación definitiva de un nuevo sistema de regulación financiera común. A partir de enero, cuando el nuevo marco entrará en vigor, la Unión Europea contará con tres nuevas autoridades de vigilancia de bancos, aseguradoras y mercados. Para llegar a este punto, la UE ha necesitado sufrir los desaires de la mayor crisis económica y financiera en décadas y más de un año de ásperas negociaciones entre los Veintisiete.
En junio de 2009, cuando el agua del tsunami financiero de Estados Unidos comenzaba a subir por los pies de los Gobiernos europeos, el presidente francés Nicolas Sarkozy ejerció sin proponérselo de portavoz del pánico de sus colegas continentales y sentenció: “Es necesario refundar el capitalismo, que se ha vuelto loco a fuerza de no verse sometido a ninguna regla”. En esos momentos, los bancos europeos caían en cadena y fue necesario emplear un 13% del PIB de la Unión en su rescate. Una vez que la crisis comienza a alejarse, la reforma no ha sido para tanto, pero el libre albedrío de las entidades crediticias y financieras no volverá a ser el mismo. Siguiendo el ejemplo pionero de la reforma financiera de Barack Obama en EEUU, la nueva arquitectura europea conlleva importantes novedades. El Consejo Europeo de Riesgos Sistémicos dirigirá el sistema de vigilancia común y se encargará de tocar la campana de alerta en caso de que perciba el riesgo de que se cree una burbuja especulativa como la que originó esta crisis...
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