Ser una diva muchas veces hace que se te suba a la cabeza y seas muy exigente. Ese es el caso de Rihanna.
La cantante estuvo este fin de semana en Nueva York promocionando su nuevo single, "What's my name" y se volvió exigente con el color de las cosas que hubiese en su camerino.
"Hizo exigencias muy estrictas en su camerino. Especificó que todo tenía que ser negro y el equipo de producción la obedeció", dijeron al diario "The Sun".
Pero con sus fans es muy diferente. Hace unos días, mientras comía en un restaurante, dos fans se le acercaron para pedirles una fotografía y Rihanna no tuvo ningún problema en dejar de comer para retratarse con ellos.
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