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Sábado 02 de octubre 2010

El Biohuerto Educativo, un proyecto a escala humana

Un proyecto a dimensión humana...
Sábado 02 de octubre 2010
El Biohuerto Educativo, un proyecto a escala humana

Niños en el seno de un Biohuerto Educativo implementado por Econtinuidad en las alturas de la Región Cusco - Perú

El Biohuerto Educativo, un proyecto a escala humanaPor Sophie Dmitrieff

Nada me ha inspirado mayor compromiso en el campo de la acción y la reflexión durante los últimos tres lustros que el hecho de encontrar la forma de participar en la solución de la crisis medio ambiental en la que nos encontramos todos sumidos al ser parte de la humanidad. ¡Nada! Esto debido, lo dejo claramente establecido desde un principio, a que siempre he considerado que no existe tarea más importante en nuestros días que la que consiste en participar en la solución del problema medio ambiental. Un problema que me permito, al igual que muchos lo hacen, catalogar como de civilización.***Sin el ánimo de atizar el debate, quiero simple y llanamente deslindar con dos posiciones que, encontrándose en las antípodas, al final resultan siendo en términos de sus consecuencias lo mismo. Por una parte, aquella que enarbolan los que niegan de plano, apelando a argumentos de índole científico o de otro tipo, que nos encontremos realmente inmersos en medio de un periodo crítico a nivel medioambiental. “Para nada”, sostienen. La acción del hombre, aducen, no tendría que ver gran cosa con lo que los ecologistas o medioambientalistas denominan, por lo demás en forma equivocada, crisis. El calentamiento global no sería en tal sentido consecuencia de la acción humana a nivel individual o colectivo, sino más bien obedecería a una fase climática caracterizada, al igual que otros momentos que ha atravesado nuestro planeta, la Gaia, por un aumento de su temperatura. Contra esto, nada humanamente por ende se puede hacer, puesto que, no siendo consecuencia del quehacer humano, no tiene porque encontrar una solución en un cambio cualitativo de la vida del hombre en sociedad. Una posición que, aunque difícil de defender, no es por ello menos esgrimida.Por la otra, la que es sostenida por aquellos que, para contribuir en la solución del problema medioambiental que atañe a nuestra vida en civilización, no ven otra forma que ligar siempre mental y prácticamente la solución de un problema con la solución del otro. De manera que para solucionar, digamos, un problema medioambiental de tipo A, habría que solucionar el del tipo B, que apela para su solución a su vez la resolución del problema tipo C y así sucesivamente. Lo que implica al final, admitir que la solución del problema A no puede ser abordada sin tomar en cuenta la solución del problema en su conjunto.Sosteniendo lo último, no quiero negar en ningún momento que la crisis del medioambiente sea una que no atañe a nuestra vida en civilización. Es decir una que pone a prueba nuestro estilo de vida: Nuestras formas de producir y consumir, al igual que la manera en que nos percibimos como seres que, gozando de derechos de diversa índole, debemos asumir responsabilidades para con la sostenibilidad de la vida en nuestro planeta. Pocos, no me encuentro entre ellos, se atreverían a negar lo dicho. Pero de ahí a pensar que para solucionar una parte del problema, hay que resolver todo, hay un paso que resulta difícil de dar.Así las cosas, no resulta difícil inferir que las consecuencias prácticas de estas dos perspectivas en torno a la crisis medioambiental, al final, es la misma. Pues, mientras la primera propone poco o nada cualitativamente desde el punto de vista de la acción humana, la segunda, al sostener que esta es una tarea faraónica, convierte al actuar humano a nivel individual en algo espurio, irrelevante a la hora de hallar un camino de solución a la crisis del medio ambiente. Y sin pretender forzar la analogía, recordando lo que se dice que sucede en el mundo no euclidiano con las rectas paralelas cuando se afirma que se unen en el infinito, sostengo que ambas perspectivas se unen, pues las dos equivalen a inmovilizar al ser humano a la hora de abordar lo que se denomina la solución de la crisis medioambiental. Su acción es irrelevante: No cuenta o cuenta apenas. ***Una pregunta cae a esta altura por su propio peso. ¿Es que no existe una vía intermedia entre las dos que se han señalado? ¿Una alternativa que permita movilizar sostenidamente la acción humana a nivel individual y colectivo a fin de contribuir en la solución de la crisis del medio ambiente? Yo creo que sí existe y, por lo demás, no solo una. Una alternativa, eso sí, que pasa por reconocer la responsabilidad que tiene el ser humano en la emergencia de la crisis medioambiental y, por ende, el necesario compromiso que debe asumir en sociedad a fin de que encontremos en conjunto una vía de solución. Una solución que denomino de escala humana. Una alternativa que consiste en apostar por la toma de conciencia de la responsabilidad del ser humano en la crisis de civilización que es la del Medio Ambiente. Pero, sobre todo, un camino que le permita involucrarse en forma sostenida gracias a que este le exija básicamente su compromiso a nivel individual a la hora de participar en esta tarea. Una tarea a su alcance, pero créanme de gran alcance. ¡De eso se trata!La alternativa es una que vengo promoviendo e implementando desde hace algunos años, poco más de una década para ser más exactos, en el marco de los proyectos que ejecuta la ONG Econtinuidad: El Biohuerto Educativo. Un huerto que, como su adjetivo lo indica, apuesta por la reeducación del ser humano a la hora de pensarlo como parte constitutiva de la solución a la crisis del medio ambiente que nos agobia y que sume a muchos, incluso, en un estado de desesperación. Un espacio que, si bien es creado por la mano del hombre y que es una naturaleza en miniatura, permite que quien entre en relación con él redescubra el contacto con la naturaleza y, por ende, siente las bases de una relación armoniosa con esta.Al decir esto, no pretendo afirmar que no haya otras vías aparte, repito, a la del Biohuerto Educativo. Para nada. Lo que sostengo es simple y llanamente que este constituye un camino que permite superar los impases a los que nos llevan las alternativas extremas que hemos señalado. Ya que la implementación y el manejo sostenible de este espacio, permitiría a quien mantiene un contacto con él, adentrarse fácilmente en la naturaleza a través de los diferentes caminos que este pone a nuestra disposición: El Biohuerto Educativo como un espacio provisto de múltiples funciones a fin de recrear una relación armoniosa con la naturaleza. Tal como sucede en los Biohuertos Educativos que Econtinuidad ha implementado en la Región Cusco en el Perú.Por Sophie Dmitrieff 2 de octubre de 2010

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