No hay partido amistoso en Bolivia cuando los equipos que se enfrentan son el de la presidencia socialista con el de la alcaldía de La Paz, dirigida por la oposición. El partido disputado el domingo, tan prolífico en goles (4-4) como en expulsiones (4) y tarjetas amarillas (4), se caracterizó por la violencia que tenía que ver muy poco con la supuesta altura de los líderes del país y la capital. La masacre comenzó cuando el presidente boliviano, Evo Morales, golpeado por un puntapié, propinó un rodillazo en la entrepierna de su agresor y lo envió al suelo. Un cuerpo a cuerpo se produjo y trajo la expulsión del defensor autor del tacle y la de un guardaespaldas de Morales y miembro del equipo presidencial que se precipitó sobre el agresor. La prensa boliviana informa que el presidente debe guardar tres días de descanso y tomar anti-inflamatorios. La historia no dice si el presidente también fue expulsado por hacer uso de su propia ley.
Vía L’Equipe