Dos etarras aseguran que recibieron entrenamiento en Caracas. El presidente venezolano, Hugo Chávez, niega las acusaciones de los terroristas. Mientras, su embajador en España acusa a sus autoridades de forzar a Xavier Atristain y Juan Carlos Besance para obtener esa confesión.
El halo de ETA vuelve a ensombrecer las relaciones diplomáticas entre España y Venezuela. Este nuevo episodio comenzó el lunes, cuando Xavier Atristain y Juan Carlos Besance, dos presuntos miembros de la banda armada vasca detenidos recientemente, aseguraron en su declaración ante la policía española que habían recibido entrenamiento en Venezuela para sus actividades terroristas.
¿Su contacto? Arturo Cubillas, reclamado por la justicia española desde 1985 por asesinato y ahora jefe de seguridad del Instituto Nacional de Tierras del Gobierno de Hugo Chávez. El hombre que provocó la anterior tormenta entre ambos países por sus supuestas vinculaciones con ETA y por su cercanía al Ejecutivo venezolano. Ahora se ha vuelto a repetir el círculo de la primera crisis: el Ministerio de Exteriores de España pidió explicaciones a Venezuela, ésta niega vinculación alguna con ETA y España acepta las explicaciones. Pero esta vez se introduce un elemento nuevo: el embajador venezolano en España, Isaías Rodríguez, ha declarado hoy ante los medios que tiene “serias dudas” sobre que las declaraciones de los etarras hayan sido voluntarias. “Aun siendo conscientes de que no debe ocurrir la tortura, las amenazas contra seres queridos o bien recompensas para que se pronunciaran en la forma en que lo hicieron”, son los métodos que sospecha el embajador que se han podido utilizar para arrancar la confesión...
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