En honor de Alfonso Grados Bertorini: Alfonso, te veo

Columna: Agenda Política   Título: Alfonso, te veo   Por: César Campos R.   Manejaba el arte de la conversación entre reflexiones, anécdotas, preguntas, una risa atropellada y buenos vasos de whisky. Aunque en materia de tragos disfrutaba también uno que se llama Manhattan, combinación de Bourbon y vermut dulce. Probé por primera vez éste a su convocatoria en el bar del Club Nacional; no me agradó pero él sí toleraba tomarse varios en una copa abierta adornada por la infaltable cereza.   Alfonso Grados Bertorini, uno de los grandes del periodismo peruano del último medio siglo, me premió con su amistad, afecto y compartiendo su vastísima experiencia en nuestro oficio. Lo conocí a través de Luis Bustamante Belaunde, ahora rector cesante de la UPC y candidato a una regiduría por Lima en la lista que Alfonso encabezó como aspirante a alcalde con la camiseta de Acción Popular el año 1982. Bustamante impulsaba en ese entonces un proyecto de investigación sobre el Parlamento y yo era uno de sus cercanos colaboradores.   El “gallo ronco” – como lo llamaba Arturo Salazar Larraín – se entregaba velozmente al diálogo político con gran sencillez y valorando mucho las opiniones de su interlocutor. Tal fue mi caso el cual destaco sólo por lo difícil que es a veces soportar el monólogo de algunos iluminados que creen saber y pronosticar toda la vida pública del país y el mundo.   Volví a ver a Grados Bertorini en Buenos Aires, cuando ejerció nuestra representación diplomática en la Argentina. Era sorprendente su nivel de interrelación con todos los sectores de ese país donde ya había vivido antes en calidad de funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo. Le bastaba levantar un teléfono para ser recibido de inmediato por Jorge Luis Borges, Raúl Alfonsín o cualquier periodista de los diferentes medios bonaerenses.   Fue un duro crítico del autogolpe de Alberto Fujimori. Se involucró con gran valentía en todas las causas democráticas que buscaron revertir ese paso inconstitucional. Esta bandera lo llevó poco después al Congreso en las filas de la UPP de Javier Pérez de Cuellar.   Pero su gran contribución cívica fue sin duda poner en valor la palabra “concertación” siendo ministro de Trabajo en el segundo gobierno de Fernando Belaunde. Llegó a materializarla a través de las comisiones tripartitas donde trabajadores, empresarios y el Estado se sentaban a discutir los pliegos de reclamo laborales y hallarles pronta solución. En un país lleno de “comités de lucha” o “frentes de defensa”, la palabra “concertar” tuvo vida propia y es un legado que le debemos a este pisqueño inteligente y bonachón.   “Alfonso, estás mirándome, lo veo, desde el plano infinito donde moran lineales los siempres, lineales los jamases”, escribió César Vallejo a la muerte de su gran amigo Alfonso da Silva, músico peruano radicado en París. El César que perpetra estas líneas también le dice a su querido amigo Alfonso que lo veo – nos veremos de nuevo – y lo abrazo inmaterialmente con la pena que me deja su partida.