Miércoles 24 de diciembre 2025 | Contáctenos
La academia sueca enmendó lo que por años había sido su más grande lunar: el premio de literatura a Mario Vargas Llosa. El anuncio oficial, dado esta mañana en Estocolmo, dice: “por su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes de la resistencia, sublevación y derrota del individuo”.
Desde 1990, en que Octavio Paz recibió el galardón, Latinoamérica no había figurado en las elecciones y se tuvo que conformar con ver cómo la premiación se centraba principalmente en escritores europeos o europeizados. Antes que Paz, García Márquez fue premiado en 1982. Con estos dos excelentes representantes de las letras americanas en español la mayoría pensó que el galardón mundial no regresaría a este continente.
Mario Vargas Llosa ha figurado, junto al mexicano Carlos Fuentes, entre los eternos candidatos pero fue postergado injustamente para realzar las obras de otros literatos, poseedores también de una vasta y calificada obra literaria, provenientes de países como Inglaterra y Francia. Tal fue la tendencia reciente de la academia que inclusive para este año Mario Vargas Llosa no figuraba entre los candidatos favoritos como McCarthy, Pynchon, Adonis o Murakami. El Comercio de hoy hace una reseña de los posibles galardonados y obvia a nuestro escritor entre sus pronósticos.
La primera novela publicada de Vargas Llosa fue La Ciudad y los Perros en 1962, luego La Casa Verde en 1965 y Conversación en La Catedral en 1969. De ahí en adelante Vargas Llosa ha incursionado brillantemente en casi todos lo géneros: cuento, ensayo, teatro, novela, con lo que ha edificado una obra universal, monumental y difícil de igualar.
La calidad de su pluma nos impide elegir alguna de sus novelas como la mejor. Sin embargo, en lo personal, siendo un gran admirador de la novelística de Vargas Llosa, me atrevo a mencionar el libro que más me impresionó: La Casa Verde, de la cual extraigo las primeras líneas:
El sargento echa una ojeada a la madre Patrocinio y el moscardón sigue allí. La lancha cabecea sobre las aguas turbias, entre dos murallas de árboles que exhalan un vaho quemante, pegajoso. Ovillados bajo el pamacari, desnudos de la cintura para arriba, los guardias duermen abrigados por el verdoso, amarillento sol del mediodía: la cabeza del Chiquito yace sobre el vientre del Pesado, el Rubio transpira a chorros, el Oscuro gruñe con la boca abierta. Una sombrilla de jejenes escolta la lancha, entre los cuerpos evolucionan mariposas, avispas, moscas gordas. El motor ronca parejo, se atora, ronca y el práctico Nieves lleva el timón con la izquierda, con la derecha fuma y su rostro muy bruñido permanece inalterable bajo el sombrero de paja.
El 3 de noviembre se lanza al mercado internacional el último libro de Vargas Llosa: El sueño del celta. Estamos seguros que será una sensación y que la calidad de la obra no nos defraudará.
Cesar Klauer
Completamos el título de esta nota: Nobel a Vargas Llosa: Una injustica que termina, por fin.
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