Y es difícil que cualquier otro alumno de este colegio de Primaria de Londres derroque en su puesto a la pequeña de nueve años. Ahí está, sonriente, sonrojada y henchida de orgullo ante su héroe: el capitán Jack Sparrow, el histriónico corsario que Johnny Depp vuelve a interpretar en la cuarta parte de 'Piratas del Caribe'. Ella y sólo ella es la responsable de que Sparrow y cuatro de sus secuaces abandonaran por unos minutos el rodaje en Inglaterra y se presentaran sorpresivamente en el gimnasio de la escuela. Su objetivo: ayudar a Beatrice y a sus colegas a sacar adelante un 'motín'.
Todo empezó unos días antes, cuando la pizpireta alumna decidió pedir ayuda a su admirado bucanero. «Somos un puñado de piratas jóvenes e inexpertos y hemos tenido un pequeño problema para amotinarnos contra los profesores. Nos encantaría que pudieras venir a ayudarnos», rezaba una carta enviada a Depp y culminada con la inevitable bandera pirata. Dicho y hecho. Los murmullos y las risitas pillinas inundaron el gimnasio del Meridian al irrumpir el capitán y su tropa. Sparrow sacó la misiva, llamó a su autora y, tras leerla en voz alta, paró la revuelta: «No deberíamos amotinarnos. La Policía está fuera». Más risas, alguna que otra exclamación de decepción entre la infantil audiencia y Beatrice empezó su reinado de popularidad. Seguro que ya ha recibido tantas felicitaciones como el equipo de promoción de 'Piratas del Caribe'. Nunca una publicidad fue tan barata.
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