Sábado 04 de mayo 2024 | Contáctenos
El 7 de julio de 2005, los terroristas atacaron el centro de Londres. ©Wikipedia
La justicia británica deberá esclarecer si los servicios de inteligencia del país cometieron negligencia al investigar a los autores de los atentados de hace cinco años en los que murieron 52 personas y resultaron heridas otras 700. La policía niega que pudiera haber hecho algo más con la información con que contaba.
El siete de julio de 2005 tendría que haber sido un día festivo en Reino Unido. Un día antes Londres había sido elegida sede de los Juegos Olímpicos de 2012 y ese día los principales líderes políticos del mundo se reunían en la localidad escocesa de Gleneagles en el marco de una cumbre del G-8, siempre un acontecimiento reseñable para el país que organiza la reunión. Pero esa mañana se desperezó trágica desde muy temprano: trenes y autobuses comenzaron a explotar de una forma que se reveló casi coreografiada.
A las 8:49 horas de la mañana un tren que circulaba entre las estaciones londinenses de Aldgate y Liverpool Street explotaba; y unos minutos después ocurría otra detonación se pudo escuchar entre las estaciones de King’s Cross y Russell Square. También en la estación de Edgware Road. Una hora después, un autobús de dos plantas saltaba por los aires cerrando la macabra secuencia. Al Qaida volvía a atacar Occidente como ya hiciera el 11-S en Estados Unidos y el 11-M en los trenes de Madrid. Este lunes comienza en Reino Unido la investigación judicial que tratará de esclarecer que pasó en Londres durante aquellas trágicas horas, en las que murieron 52 personas y otras 700 resultaron heridas. Y, esclarecida la autoría de los atentados, lo más relevante del caso se centra en la actuación de los servicios de inteligencias británicos aquellos días...
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