El viernes pasado, el senado boliviano dio luz verde a una reglamentación que podría sancionar a los medios que “difundan ideas racistas”. Muchos periodistas reaccionaron con protestas y la huelga de hambre convoca más adeptos. Se suma el director del periódico más influyente del Oriente.
La ley incluye dos polémicos artículos: el 16, que retira la licencia de medios que difundan esas ideas racistas y el 23, que indica que cuando el hecho sea cometido por un trabajador de un medio de comunicación "no podrá alegarse inmunidad ni fuero alguno".
Para empresarios y oposición, se trata de un avance totalitario que busca instaurar la censura. Este lunes, la respuesta de algunos periodistas y asociaciones de prensa fue terminante: huelga de hambre. Y en una medida simbólica pero que se prevé no dure mucho, hasta Pedro Rivero, el director del influyente diario El Deber -de la poderosa ciudad de Santa Cruz y que pertenece a un grupo empresario que tiene varios medios escritos y audiovisuales-, se sumó a la huelga.
Mientras tanto, el representante en Bolivia del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos Denis Racicot señaló que la iniciativa “no es una ley mordaza y que las multas previstas en la ley ya se aplican en otros países”.
Defendida con uñas y dientes por Morales y un Parlamento que lo respalda, la ley prevé que haya sanciones ejemplares para medios que divulguen opiniones como la del teólogo y filósofo, Iván Castro Aruzamen, quien en agosto dijo en los medios que evo morales era el resultado del cruce de una llama con lucifer, o para algunos, como los conductores y propietarios de una radio de santa cruz que no se han cansado de repetir que los aymaras son una raza maldita...
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