La gran creación de Víctor Raúl No solo dotó de un método de reflexión para mirar, bajo ojos filosóficos nuestra historia; sino, que, a partir de esa visualización, dio el diagnóstico más importante de nuestra realidad, para remontarla a una sociedad de logros. Haya de La Torre se supo siempre grande; y solo la grandeza da el aire suficiente para la tolerancia, la magnanimidad y el amor a una causa y a un pueblo; por encima de egolatrías.Somos un país con hondas heridas y fracturas desde antes de la venida de los españoles: imaginarse que nuestro, considerado, peruano que sumilla nuestro sentir más mestizo es el Inca Gracilazo. Quién solo tomó ese nombre cuando fue preterido en sus deseos de heredar los privilegios de su padre; reconocimientos que les fueran negados por la metrópoli. No quiero desmerecer la egregia obra de nuestro insigne hombre de letras. Recordemos que él mismo no podía hablar con Cussi Collar, su madre; princesa Inca. La recomendación del hidalgo progenitor era que una vez lactara, se lo llevaran a los preceptores castellanos que lo educaron. Le estaba negada la comunicación con la princesa en Quechua. Somos un país de desencuentros, fracturas e incomunicación. El Apra; mejor dicho, Haya irrumpió con el aprismo, para tratar de dotar a los peruanos de un nuevo instrumento de unificación. Simiente de un futuro mejor; no solo material, sino espiritual, moral. Así el aprismo creó vínculos más allá de razas, credos y status social. Ese es uno de los logros más importantes; nos diseño para ser fraternos, amigables, amables, condescendientes, generosos. La cosecha es grande. Éramos capaces incluso-si íbamos juntos- de ir por caminos pedregosos y de dudas internas. Pero; éramos convocados en razón de una tierra prometida y perdonamos muchas cosas; a condición de ir hermanados. Es cierto; los tiempos han cambiado. Haya decía que las ideas pueden cambiar, pero no la esencia que nos diseñó; más claro: éramos y espero que algún día lo volvemos a ser, un grupo humano, con ribetes religiosos en su unción y amor al partido, que, si el caso daba, podíamos ir a los destinos que nos propusiéramos. Unidos Magdalena Del Mar, 16, octubre del 2010 Julio Garrido Huaynate