Los ministros de Finanzas de las potencias industrializadas y las emergentes buscan allanar a sus líderes el camino del acuerdo sobre los tipos cambiarios. Prometen alcanzar un compromiso para que el valor de las divisas “se guíe más por criterios de mercado” que por intervenciones estatales.
Los ministros de Finanzas de los países del G-20 se encuentran en la ciudad surcoreana de Gyeongju reunidos para allanar el camino de la paz, en lo que se ha denominado la guerra de divisas, a los líderes de sus países, que se verán los días 11 y 12 de noviembre en Seúl. Los países se acusan mutuamente -sobre todo se mira a China- de mantener el valor de su moneda artificialmente bajo para favorecer su crecimiento económico mediante las exportaciones. El hielo lo rompió el jueves el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, quien en una carta dirigida a sus colegas les instó a que “faciliten un reequilibrio ordenado de la demanda global” y rehúsen a aplicar “políticas cambiarias para obtener competitividad” en sus economías. EEUU tomaba posiciones y, sin nombrarla, ya se dirigía a China. Algunos mercados emergentes del G-20 "con divisas significativamente devaluadas y reservas adecuadas necesitan permitir que sus tipos de cambio se ajusten totalmente en el tiempo a niveles consecuentes con sus fundamentos económicos", decía su mensaje. Geithner propuso, además, que los países del G20 con déficit trabajen para aumentar sus exportaciones, mientras que aquellos con superávit consolidado inicien reformas estructurales, fiscales y en sus políticas cambiarias para incentivar fuentes de crecimiento domésticas y apoyar a la demanda global...
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