"¿Elvis Presley? ¿Quién es Elvis Presley?", respondió al teléfono Wertheimer, la mañana de 1956 en la que recibió una llamada de la discográfica RCA que cambiaría su vida, según narró en la inauguración de la exposición.
El nuevo artista vivía en Memphis y acababa de firmar un contrato para dar doce conciertos en varias ciudades y cadenas de televisión a lo largo de ese año.
Las fotos que Wertheimer tomó de esa gira, que se exhiben desde este sábado hasta el 23 de enero de 2011 en la Galería Nacional del Retrato de Washington, muestran a un Elvis aún desconocido que podía pasear solo por las calles de Nueva York, pero también a un ícono local que ya volvía locas a las adolescentes.
"Para mí, Elvis tenía dos cosas que lo hacían único", dijo Wertheimer en la inauguración de la exposición. "Una de ellas era que me permitía acercarme todo lo que quisiera, y nunca posaba o actuaba. Parecía que no se enterara de que le estaba retratando".
La otra, aseguró, era que hacía a las chicas llorar. "No gritar, no saltar: llorar. Era capaz de despertar sus emociones más puras e íntimas".
"En Hollywood todo eran guiones, poses, flashes. En mi caso, de las 2.500 fotos que tomé, puede que dos fueran posados. El resto eran puro y espontáneo Elvis. Era su vida", aseguró el fotógrafo.
Wertheimer tenía predilección por captar al cantante ante sus "fans", como los que se recortan contra su figura en un concierto en Richmond (Virginia) o los que le ven arrodillarse con el micrófono en un escenario de Nueva York.
Pero también inmortalizó al Elvis solitario, el que digería la fama en el tren de camino a casa o el que rompía las cartas de sus admiradoras después de leerlas.
El fotógrafo publicó su trabajo en una revista para adolescentes y no recibió más llamadas hasta la muerte de la estrella en 1977, cuando las revistas le bombardearon para asegurarse que la competencia no conseguiría la exclusiva.
Fuente: infobae