El primero de los atentados iba a ser realizado en la terminal de ómnibus de la capital de departamento sureño de Huila, Neiva. Los delincuentes habían puesto una bomba a control remoto con un kilo de pentonita en la rueda de un autobús intermunicipal, que estaba aparcado.
El comandante de la Policía local, Flavio Mesa, culpó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Luego que la terminal fuera evacuada, expertos en explosivos desmontaron la bomba.
El otro hecho también frustrado ocurrió en el aropuerto de Tibú, en el departamento de Norte de Santander, ubicado en la frontera con Venezuela. Allí, aparentemente las FARC colocaron una garrafa copuesta por anfo y otros elementos explosivos en la pista. Como la bomba era compleja, los expertos decidieron detonarla de manera controlada.
El general del Ejército, Alberto Saavedra, señaló que la acción terrorista se logró frustrar gracias a la información entregada por la red de cooperantes.
Según Caracol radio, que cita fuentes oficiales, el objetivo de esta carga era atentar contra la primera dama del departamento, Cecilia Soler, quien llegaría a esta población para cumplir con su programa de entrega de ayudas a comunidades vulnerables.
Hace una semana, tras una larga investigación, la Policía colombiana detuvo a una guerrillera y confiscó un vehículo y un cargamento de explosivos destinados a otro atentado ataque.
A través de varias emboscadas realizadas en los últimos meses y algunos atentados, los rebeldes buscan desacreditar la ofensiva militar en su contra impulsada por el ex presidente Álvaro Uribe y continuada por el actual mandatario, Juan Manuel Santos.
Fuente: infobae