Lo más probable es que los ministros de Exteriores europeos decidan mantener la política de sanciones sobre el régimen de la isla a pesar de la liberación de 42 presos políticos que ha realizado el Gobierno de Raúl Castro.
A instancias del entonces presidente del Gobierno español, José María Aznar, la Unión Europea fijó en 1996 una política común respecto a Cuba basada en forzar la apertura democrática del régimen de Fidel Castro condicionando ciertas políticas de cooperación con el avance en los derechos humanos. “La intensificación de la cooperación y, en particular, la cooperación económica”, dependerá de que se produzcan esos avances, dijo la resolución del Consejo Europeo de ese 2 de diciembre de 1996.Año tras año, la UE ha continuado con esta línea al no apreciar “cambios significativos” en la isla. Hoy, los ministros de Exteriores de la UE tendrán que decidir si relajan su posición, y previsiblemente no lo harán.
Si el Gobierno conservador de España en 1996 apostó por esa línea común que apostaba por molestar al régimen comunista de la isla, acordando -por ejemplo- contar con la presencia de la disidencia en todos los actos de las embajadas europeas en La Habana, otro Gobierno de España, esta vez del socialdemócrata José Luis Rodríguez Zapatero, intentó que el bloque europeo cambiará su posición hacia Cuba. Su apuesta era el diálogo frente a la confrontación, como modo de conseguir los avances deseados. La punta de lanza de esta estrategia, fue el ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos.
Este año podía conseguirse ese cambio. El proceso de liberación de presos de conciencia en la isla llevada a cabo en lo últimos meses, mediante el cual 42 presos han podido salir de las cárceles, parecía un gesto con el peso suficiente para mover los cimientos de esa posición común. Sin embargo, parece que no va a ser así...
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