A una semana de la elección del próximo domingo, la campaña entró ya en la recta final. Los dos candidatos a la presidencia de Brasil la oficialista Dilma Rousseff y el socialdemócrata y opositor José Serra, concentraron su campaña electoral este domingo en la muy turística Río De Janeiro. La candidata del Partido de los Trabajadores recorrió los barrios populares de la ciudad, mientras que su rival concentraba a sus seguidores en la playa de Copacabana.
Acusaciones de corrupción y polémica religiosa sobre el aborto centraron la campaña del opositor José Serra contra su rival, con un llamado a terminar con los escándalos, solicitando un voto que “se traduzca en honestidad” para el país. Las declaraciones de Luis Gonzaga Bergonzini, obispo de Guarulhos, condenando la política sobre el aborto de Dilma Rousseff trajo mas leña al fuego de la oposición. Según el obispo “el PTT es el partido de la muerte”. El presidente Lula que sostiene activamente la candidatura de Dilma Rousseff, llamó a sus partidarios a no caer en la trampa de las provocaciones. Dilma Rousseff ha hecho suyo el balance muy positivo para la economía brasileña de la presidencia saliente de Lula da Silva y es todavia la favorita de los sondeos.El presidente afirma haber sacado de la pobreza a 29 millones de sus compatriotas. El real, moneda nacional, está en pleno auge, el consumo en alza y el PIB producto interior bruto será del 7,5 % este año. Las encuestas dan a Lula un índice de popularidad de 82% en la opinión, lo que jugará sin duda a favor de su heredera y candidata a la presidencia. Aunque nada está jugado de antemano, la excelente situación de la economía brasileña juega a favor de los oficialistas. Los niveles de desempleo son históricamente bajos, sólo 6?7% de la población activa en las zonas urbanas. La compañía petrolera nacional Petrobas goza de buena salud con una capitalización record, tanto en Brasil como en Estados Unidos...
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