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El 27 de octubre de 2005, después de una persecución policial, Zyed Benna, de 17 años, y Bouna Traoré, de 15, morían electrocutados después de refugiarse en un transformador eléctrico en Clichy sous Bois, en la periferia del noreste de París.
Bomberos, edificios públicos y policías fueron blanco la noche siguiente de ataques de decenas de jóvenes de esa 'banlieue', aunque las protestas se extendieron poco a poco a otros barrios periféricos de las grandes ciudades. Los disturbios duraron tres semanas, con miles de vehículos incendiados, cientos de heridos, miles de detenidos y hasta toques de queda y la promulgación del estado de emergencia, que se mantuvo durante casi dos meses.
"Las violencias de 2005 fueron un grito de alarma", analiza ahora el entonces primer ministro francés, Dominique de Villepin. "Sigue habiendo la misma falta de reconocimiento y la ausencia de futuro", lamentó Villepin en una entrevista con el diario Liberation (izquierda).
En noviembre de 2007, se produjo otro estallido social en Villiers le Bel, también cerca de París, por la muerte de dos adolescentes en un choque entre la moto en que circulaban y un patrullero policial.
En julio de 2010, fue el turno de Villeneuve, un populoso barrio en las afueras de Grenoble (centro-este), donde un joven delincuente murió en un tiroteo con la policía, tras lo cual, el presidente Nicolas Sarkozy anunció un endurecimiento de la política de seguridad contra los "vándalos".
Escenas de 'guerrilla urbana' se registraron días atrás en Lyon (centro-este), al margen de manifestaciones estudiantiles contra la reforma de la jubilación.
"La situación es difícil y se ha agravado por la crisis económica y financiera" y como en 2005, "una chispa puede rápidamente encender la mecha", explicó Mohamed Abdi, consejero de la secretaria de Estado para la política urbana, Fadela Amara.
En las zonas urbanas sensibles, la tasa de desempleo "es más del doble que en el resto del país" y trepa hasta un 30% en decenas de barrios (contra un 10% a nivel nacional), destaca un informe parlamentario publicado la semana pasada.
La pobreza y el desempleo siguen estando en "niveles elevados" en esos barrios, a pesar de la política de renovación urbana lanzada en 2003 y el plan de 2008 para suministrar trabajo a los jóvenes, luchar contra el fracaso escolar y la delincuencia. Menos ambicioso de lo prometido por Sarkozy durante su campaña electoral en 2007, ese plan bautizado 'Esperanza en los suburbios', fue criticado por su falta de medios y de prioridades.
En mayo pasado, el primer ministro, Francois Fillon, aplazó hasta 2011 una reforma de la política urbana después de que varios responsables políticos de zonas pobres pidieran "medidas urgentes" frente al deterioro de la situación.
Los suburbios pobres, donde viven unos cinco millones de personas, con una importante proporción de inmigrantes y extranjeros que no votan, sufren una "deficiencia estructural del Estado", denuncia el citado informe parlamentario.
El alcalde de Clichy sous Bois, Claude Dilain, advierte de un "rechazo de la República", que puede convertirse en "repliegue de identidad" en los jóvenes musulmanes, que son mayoritarios en la población de los suburbios.
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